Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Política decente
Salud cerebrovascular
El sedentarismo es el enemigo número 1 de la salud. Se considera un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular y una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que los individuos menores de 60 años que pasan la mayor parte de su tiempo sentados tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus en relación con aquellos que siguen una rutina más activa físicamente.
En el último año y medio, con la pandemia instalada en el mundo, los hábitos sedentarios y las rutinas en casa han fomentado un período acentuado de inactividad física. Las medidas adoptar para frenar el ritmo de los contagios han provocado que pasemos muchas más horas sentados al sofá cuando no delante del televisor o descansando en la cama. Esto, añadido al uso recreativo de pantallas entre los más jóvenes, tiene un reflejo en nuestra salud.
Según este análisis de los participantes en el estudio, durante el periodo de seguimiento, una media de 9,4 años, se produjeron 2.965 accidentes cerebrovasculares. Casi el 90% de ellos fueron accidentes cerebrovasculares isquémicos, el tipo de accidente cerebrovascular más común, que se produce cuando se obstruye un vaso que suministra sangre al cerebro.
La cantidad de tiempo sentados, por tanto, puede estar asociada con un mayor riesgo de muerte. Según las estadísticas de la Asociación Americana del Corazón, los adultos estadounidenses pasan una media de 10,5 horas al día conectados a medios de comunicación como teléfonos inteligentes, ordenadores o viendo la televisión, y los adultos de 50 a 64 años son los que más tiempo pasan conectados a los medios de comunicación de todos los grupos de edad, una media parecida a la de muchos otros países.
Investigaciones anteriores sugieren que cuanto más tiempo pasen los adultos en el sedentarismo, mayor será su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus, y casi 9 de cada 10 ictus podrían atribuirse a factores de riesgo modificables, como las conductas sedentarias.
"Se cree que el tiempo de sedentarismo deteriora la glucosa, el metabolismo de los lípidos y el flujo sanguíneo, y aumenta la inflamación en el cuerpo", ha indicado en una entrevista referida por CNN el autor principal del estudio, el Dr. Raed Joundi, académico clínico de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá). "Estos cambios, con el paso del tiempo, pueden tener efectos adversos en los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de infarto e ictus".
En este estudio, los investigadores revisaron la información sobre la salud y el estilo de vida de 143.000 adultos sin accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas o cáncer anteriores que participaron en la Encuesta de Salud de la Comunidad Canadiense en los años 2000, 2003, 2005 y 2007-2012. Los investigadores siguieron a los participantes durante una media de 9,4 años.
Revisaron la cantidad de tiempo que pasaban cada día en actividades sedentarias de ocio (horas pasadas en el ordenador, leyendo y viendo la televisión) y las dividieron en categorías de menos de cuatro horas al día; de cuatro a menos de seis horas al día; de seis a menos de ocho horas al día; y ocho horas o más al día.
También dividieron la actividad física en cuartiles, o cuatro categorías iguales, donde el cuartil más bajo era el menos activo físicamente y equivalía a dar un paseo de 10 minutos o menos al día. "Un paseo de 10 minutos o menos al día es menos de la mitad de lo que recomiendan las directrices de actividad física de la Asociación Americana del Corazón", señala Joundi.
La media de tiempo sedentario diario entre todos los participantes fue de 4,08 horas. Las personas de 60 años o menos tenían una media de tiempo de ocio sedentario de 3,9 horas al día. La media de tiempo sedentario de ocio diario fue de 4,4 horas para los adultos de 60 a 79 años, y de 4,3 horas para los de 80 años o más.
Los adultos de 60 años o menos que realizaban poca actividad física y declaraban ocho o más horas de tiempo de ocio sedentario al día tenían un riesgo 4,2 veces mayor de sufrir un ictus en comparación con los que declaraban menos de cuatro horas de tiempo de ocio sedentario al día.
El grupo más inactivo -los que declararon ocho o más horas de tiempo sedentario y poca actividad física- tenía un riesgo 7 veces mayor de sufrir un ictus en comparación con los que declararon menos de cuatro horas de tiempo sedentario al día y mayores niveles de actividad física.
"Los adultos de 60 años o menos deben ser conscientes de que un tiempo de sedentarismo muy elevado con poco tiempo de actividad física puede tener efectos adversos para la salud, incluido un mayor riesgo de ictus", apunta Joundi. "La actividad física desempeña un papel muy importante, ya que reduce el tiempo real de sedentarismo y también parece disminuir el impacto negativo del exceso de tiempo sedentario".
La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos, o 2,5 horas, de actividad física de intensidad moderada a la semana.
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