Leucemia, avances y retos en España
Oncohematología
Los expertos defienden las aportaciones de nuevas tecnologías contra el cáncer, aunque en España no tienen la misma disponibilidad que en otros países europeos
La inmunoterapia ha cambiado el panorama del tratamiento contra el cáncer, permitiendo que el propio sistema inmunitario ataque las células tumorales de manera más eficaz y menos invasiva. Entre las tecnologías más avanzadas se encuentra la BiTE® (abreviatura en inglés de bi-specific T-cell engager, que se traduciría literalmente al castellano como 'activador biespecífico de células T), con un enfoque innovador desarrollado por la biotecnológica estadounidense Amgen, que supone un gran avance contra la leucemia linfoblástica aguda, una de las leucemias con peor pronóstico. Esta terapia utiliza anticuerpos monoclonales para construir un “puente inteligente” entre los linfocitos T y las células tumorales.
Por un lado, reconoce y se adhiere a las células cancerosas gracias a una "etiqueta" específica en su superficie. Por otro, se conecta a las células T, que actúan como las herramientas precisas del sistema inmunológico para eliminar amenazas. Este puente funciona como una guía que dirige a las células T hacia las células cancerosas, ayudándolas a localizarlas y neutralizarlas de manera efectiva. Es como si les proporcionara las coordenadas exactas para realizar su tarea con mayor precisión.
La Dra. Josefina Serrano, adjunta del Servicio de Hematología del Hospital Reina Sofía de Córdoba y Coordinadora del Grupo Andaluz de Leucemias, explica que la tecnología BiTE ofrece ventajas importantes frente a otras inmunoterapias. “Esta tecnología puede administrarse de manera inmediata y sin demoras, ya que no requiere de una ingeniería celular adicional de los linfocitos T en el laboratorio, como ocurre con los tratamientos CAR-T”, asegura Serrano.
Además, destaca que “se diferencia de otras inmunoterapias que utilizan anticuerpos monoclonales dirigidos a un solo objetivo”, haciendo de BiTE una herramienta más versátil y eficaz.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó el primer tratamiento BiTE en 2015. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, la tecnología BiTE no está todavía disponible en nuestro sistema sanitario. La experta afirma que “la integración de estas terapias avanzadas supone un cambio de paradigma en el tratamiento del cáncer en oncohematología”.
Esto requiere formación continua para los profesionales y la implementación de programas estratégicos que garanticen la seguridad y la eficacia, pero también la sostenibilidad. De hecho, “la sostenibilidad del sistema sanitario es un factor crucial”, aclara Serrano. Mientras que otros países europeos ya han incorporado estas terapias innovadoras, los pacientes españoles sólo las tienen disponibles a través de programas de medicación extranjera, lo que no sólo encarece la medicación, sino que también comporta problemas de equidad en el acceso al tratamiento según la comunidad autónoma o incluso el hospital.
Begoña Barragán, presidenta de AEAL (Asociación de pacientes de Linfoma, Mieloma, Leucemia y Síndromes Mieloproliferativos), destaca que “en España, uno de los principales obstáculos es el retraso en la financiación y aprobación de nuevos tratamientos, como la inmunoterapia. Mientras que en otros países europeos estas terapias están disponibles poco después de su aprobación por la EMA, en España el proceso administrativo y las negociaciones de precio pueden extenderse durante meses, incluso años. Esto coloca a los pacientes españoles en una situación de desventaja”. De hecho, se encuentra ampliamente financiado en el resto del mundo, incluyendo Europa, donde lo financian todos los países menos Croacia, Chipre, Islandia, Letonia, Malta y España.
Además, Barragán subraya las desigualdades regionales: “Lamentablemente existen diferencias significativas en el acceso a tratamientos entre Comunidades Autónomas”.
Estas desigualdades se deben a factores como la disparidad en los presupuestos sanitarios, la priorización de ciertos tratamientos en unas regiones frente a otras, y las diferencias en la infraestructura y la experiencia médica disponible. Por ejemplo, no todos los centros de referencia están capacitados para administrar terapias avanzadas como las CAR-T, lo que obliga a muchos pacientes a desplazarse a otras regiones, generando una carga adicional tanto para ellos como para sus familias”.
Una posible solución a las desigualdades en el acceso a estas terapias podría estar en el Protocolo Común Europeo. Este enfoque colaborativo busca simplificar los procesos de aprobación y comercialización de medicamentos en toda la Unión Europea, garantizando una distribución equitativa y una regulación de precios que permita su sostenibilidad.
Begoña Barragán opina que “la inclusión de España en el Protocolo Común Europeo sería un paso fundamental para garantizar un acceso más rápido y equitativo a las terapias innovadoras. Este protocolo permitiría armonizar los procesos de evaluación y financiación en todos los países de la Unión Europea, reduciendo los retrasos que actualmente experimentamos en España. Además, al participar en este sistema, España podría beneficiarse de una mayor colaboración y aprendizaje compartido con otros países, lo que mejoraría nuestra capacidad para implementar estas terapias”. “Desde AEAL, trabajamos activamente para visibilizar estas desigualdades a través de campañas de sensibilización, reuniones con responsables políticos y colaboraciones con otras asociaciones de pacientes. Nos esforzamos por llevar la voz de los pacientes a las instituciones sanitarias”, añade Barragán.
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