Claves para afrontar la 'epidemia silenciosa' del dolor crónico
El dolor crónico afecta a más de 1,7 millones de personas en Andalucía, según el último informe del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz y la Fundación Grünenthal
La nueva actualización del Plan Andaluz de Atención a las Personas con Dolor impulsa la coordinación entre Atención Primaria y las Unidades de Dolor
El dolor crónico afecta profundamente la calidad de vida de quienes lo padecen. En Andalucía, más de 1,7 millones de personas enfrentan esta condición. La prevalencia del dolor crónico, que antes se estimaba en un 17%, ha escalado al 26,6%, situando a la comunidad autónoma entre las seis más afectadas de España, según los últimos datos del Análisis de situación del impacto del dolor crónico en Andalucía del Barómetro del dolor crónico en España 2022, promovido por el Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz y la Fundación Grünenthal. Según explica el doctor Ignacio Velázquez, coordinador del Plan Andaluz de Atención a las Personas con Dolor, "este aumento en la incidencia significa que 1,75 millones de andaluces padecen dolor crónico. A nivel nacional, afecta a un 25,9% de la población adulta, lo que supone más de 9 millones de personas". Además, Andalucía es la sexta comunidad con mayor prevalencia, solo por detrás de Extremadura, Murcia, Cataluña, Baleares y Canarias.
El dolor crónico no solo ha aumentado en prevalencia, sino que ha modificado su perfil típico. Tradicionalmente, se asociaba a personas mayores de 70 años, pero ahora afecta principalmente a individuos de entre 55 y 75 años, con una prevalencia del 31,4% en este rango de edad. Asimismo, el dolor presenta una fuerte feminización, siendo más común en mujeres (32,4%) que en hombres (21,3%).
Además, el impacto del dolor crónico no se limita a la percepción física. Interfiere gravemente en las actividades diarias, como levantarse, acostarse o vestirse. "El dolor crónico tiene un alto impacto en la calidad y esperanza de vida de las personas que lo padecen debido a la incapacidad, discapacidad y dependencia que llega a producir y que afecta a la dignidad de la persona al ver afectadas todas las dimensiones y esferas de su vida. En el ámbito laboral se ven obligados a reducir su jornada laboral, un 30% de estas personas abandonan su trabajo y aproximadamente representan el 32% de las bajas laborales, suponiendo gran inseguridad económica, pérdida de poder adquisitivo y baja autoestima", explica María Ángeles Fernández, presidenta de la Fundación Rheumatos.
En cuanto a nuestros mayores, "de inicio ya contamos con una alta prevalencia de dolor crónico por enfermedad reumática, entre ellas la artrosis, así como por situación de mayor vulnerabilidad sociosanitaria. Por ello, nuestros esfuerzos se centran en la realización de proyectos dirigidos a adaptar la atención también a necesidades específicas marcadas por factores como la edad y el sexo, entre otros", añade Fernández.
Estos son algunos de los retos que afronta el Plan andaluz, iniciado en 2019, se encuentra actualmente en la recta final de su actualización. "Estamos incorporando las nuevas directrices y datos epidemiológicos más recientes. Solo queda incluir la nueva gobernanza de la Consejería y presentarlo al Consejo de Gobierno", explica Velázquez. "El contexto sanitario en el que se desarrolló el plan ha cambiado drásticamente debido a la pandemia de Covid-19, que no solo retrasó su implementación, sino que también agravó la incidencia del dolor crónico en la población. También factores como el covid persistente, el envejecimiento poblacional y una mayor sensibilización sobre el diagnóstico del dolor han elevado la prevalencia tanto a nivel autonómico como nacional", aáde el experto.
Atención primaria: la primera línea de defensa
El dolor crónico ejerce una presión significativa sobre el sistema sanitario, particularmente en Atención Primaria, que es el primer punto de contacto para el 87% de los pacientes. Sin embargo, hasta ahora, los médicos de primaria no podían derivar directamente a las unidades del dolor, lo que generaba retrasos de hasta dos años en algunos casos. Una de las principales innovaciones del nuevo plan es permitir esta derivación directa. "Hemos diseñado criterios objetivos para facilitar este proceso, como la urgencia del dolor o el tipo de patología. Por ejemplo, un paciente con dolor oncológico debe ser visto en 15 días, uno con dolor neuropático en 30 días y uno con dolor nociceptivo en un máximo de 60 días", explica Velázquez.
Esta medida ha sido validada a través de estudios piloto en Guadix y Cádiz, que han demostrado que los médicos de primaria están capacitados para realizar estas derivaciones sin saturar las unidades del dolor. "Los resultados han sido espectaculares, y esto nos anima a implementar este modelo en toda Andalucía", añade.
Para María Ángeles Fernández, el dolor crónico, aún con los datos tan abrumadores que manejamos, se invisibiliza por considerarse una experiencia subjetiva (dependiente de muchos factores), y por la dificultad de acceso/derivación a las diferentes unidades de dolor o especialistas adecuados y desconocidos aún por la propia persona que se enfrenta a largas esperas y consultas sin llegar a un tratamiento efectivo".
Unidades del dolor: referencia en España
Andalucía cuenta con una infraestructura única en España para tratar el dolor crónico: 99 unidades del dolor, de las cuales el 55,6% son de carácter público. "Somos la comunidad con el mayor número de unidades del dolor por habitante. Mientras que la media nacional es de 0,9 unidades por cada 100.000 habitantes, en Andalucía tenemos 1,2. Esto nos posiciona como líderes en la capacidad de respuesta", destaca Velázquez con orgullo.
El plan también busca garantizar la equidad en el acceso al tratamiento, asegurando que cada provincia tenga al menos una unidad del dolor de nivel 3, la de mayor cartera de servicios. Además, las unidades se están clasificando en tres niveles según su capacidad, desde las de nivel 1, que realizan técnicas básicas, hasta las de nivel 3, que ofrecen tratamientos más complejos.
En este sentido, la portavoz de la Fundación Rheumatos, destaca que la mayoría de las personas reclaman que se tenga en cuenta su situación y sus necesidades biopsicosociales, muchas veces, como ya hemos comentado, invisibles. "Fundamentalmente solicitan ayuda y acceso rápido a profesionales formados y expertos en manejo del dolor crónico y que puedan ser derivados también de forma precoz a otros profesionales multidisciplinares como psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupaciones, enfermería u otros", afirma.
La formación y participación, pilares del cambio
Un aspecto clave para abordar el dolor crónico es la formación de los profesionales sanitarios. Aunque algunas facultades de medicina andaluzas ya han incluido el dolor como asignatura, aún queda mucho por hacer. "Es preocupante que muchos médicos terminen su carrera sin un conocimiento adecuado del manejo del dolor. La inclusión del dolor como asignatura troncal en todas las facultades es fundamental", insiste el doctor Velázquez.
En cuanto a la participación ciudadana, Velázquez destaca los avances logrados en los últimos años. "La colaboración con asociaciones de pacientes y la promoción de decisiones compartidas en el tratamiento son esenciales. Ya no se trata solo de informar al paciente, sino de involucrarlo activamente en su cuidado", señala.
Relación entre el dolor crónico y la salud mental
"Sin duda alguna, una buena salud mental favorece un mejor afrontamiento del dolor crónico. Así, es importante el abordaje simultáneo de estrategias de afrontamiento farmacológico y no farmacológico entre las que podemos resaltar aquellas dirigidas a manejar los pensamientos negativos, la baja autoestima, y el estado emocional, previniendo la ansiedad y la depresión mediante técnicas cognitivo-conductuales que han arrojado muy buenos resultados", explica María Ángeles Fernández, presidenta de Fundación Rheumatos. También destaca que ocho de cada diez personas afirman que el dolor crónico "les une y ayuda desde una Asociación de Pacientes como red de acompañamiento y apoyo entre iguales, profesionales y familiares, donde además favorecen y promueven el acceso a otras estrategias de afrontamiento que mejoran los síntomas físicos, el estrés y el estado mental, como el Tai-Chi, Pilates, Yoga Terapéutico, Mindfulness, ocio, ejercicio y deporte adaptado, así como promocionando hábitos de vida saludable". Todo ello a fin de prevenir también el aislamiento y la soledad no deseada.
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