Vivir en un pueblo de Almería, un reto en el siglo XXI que alcanza tintes casi épicos

Despoblación

La falta de servicios básicos como centros de salud, colegios o una tienda para comprar el pan dinamitan los esfuerzos de ayuntamientos y administraciones para frenar la despoblación

En las últimos dos décadas un 43% de los 103 municipios han perdido población cuyo destino es Almería y los grandes núcleos de la comarca del Poniente

Las farmacias rurales se convierten, junto a los bares, en imprescindibles en Almería

Un vecino de Ocaña, núcleo de Las Tres Villas, toma el sol en una calle por la que no transita a diario casi nadie.
Un vecino de Ocaña, núcleo de Las Tres Villas, toma el sol en una calle por la que no transita a diario casi nadie. / Rafael González

Uno no elige dónde nace. Pero con el paso del tiempo sí tiene la potestad de escoger el lugar en el que quiere vivir. Y esa dicotomía, entre aferrarse a las raíces o emigrar hacia otro lugar, es la que tienen que afrontar desde hace décadas muchos almerienses empujados por las acuciantes necesidades sociales, culturales y, como no, económicas.

Una encrucijada que durante gran parte del siglo XX y todo lo que llevamos de siglo XXI ha terminado decantándose en la mayoría de ocasiones por la segunda opción lo que ha provocado una sangría poblacional en los pueblos del interior de la provincia. Los beneficiados han sido los municipios costeros, fundamentalmente la capital almeriense y los grandes núcleos de población de la comarca del Poniente como Roquetas de Mar, El Ejido, Adra y Vícar, que no paran de crecer.

Y es que en el transcurso de las dos últimas décadas, la provincia ha presenciado una fascinante y compleja dinámica demográfica. En este periodo, el 43% de las localidades de la provincia han perdido población. Casi la mitad. Un total de 45 municipios han experimentado una disminución en su población, mientras que otros 57 han desarrollado un crecimiento demográfico, y un municipio, Tahal, ha logrado mantenerse estable en términos poblacionales.

El aumento de la población de Almería se sustenta gracias a la explosión demográfica en los municipios de la costa. Roquetas de Mar ha pasado de 53.815 habitantes en 2003 a 106.510 en la actualidad. El Ejido de 61.265 a 89.975 y Almería capital de 176.727 a 200.578. Solo entre estos tres municipios han sumado más de 104.000 habitantes, o lo que es lo mismo, más de la mitad de todos los habitantes que ha ganado Almería en las últimas dos décadas.

Javier Aureliano García, presidente de Diputación: "Habrá un bar y una tienda en todos los pueblos de Almería"

Ante esta galopante sangría, no es descabellado enaltecer con tintes casi épicos a aquellos almerienses que prefieren bajarse de esa ola migratoria y optan por quedarse en los pueblos del interior, en las comarcas del Almanzora, Alpujarra, Río Nacimiento, Los Vélez y Filabres, las más perjudicadas por este fenómeno que está haciendo de la España rural un símbolo de resiliencia.

Más servicios

Para paliar esta problemática instituciones como la Diputación Provincial o la Junta de Andalucía vertebran desde hace años diferentes herramientas que terminen de convencer a los almerienses, sobre todo a los más jóvenes, para que se queden en sus pueblos: más oportunidades laborales, más servicios básicos y de ocio, cajeros automáticos, etc., son algunas de ellas.

Y en esa encomienda, lugares como las farmacias se han convertido con el paso de los años en unos de los bastiones para drenar esta sangría migratoria. Y es que el farmacéutico es el sanitario más cercano al ciudadano. Una situación que se hace más visible en los pequeños municipios donde puede convertirse en el único profesional accesible del entorno rural.

La Red Castellano-Manchega de Desarrollo Rural y la Federación de Empresarios Farmacéuticos de Castilla-La Mancha publicaron hace unos meses el “Decálogo de razones que explican por qué la farmacia rural es imprescindible”. Se trata de un documento que pretende llamar la atención sobre el papel fundamental llevado a cabo por las boticas rurales en el desarrollo económico de los pueblos y para luchar contra la despoblación.

Unas conclusiones que se pueden extrapolar a la perfección a la provincia de Almería que cuenta con unas 330 farmacias de las que más de 200 están repartidas por los núcleos de población menos poblados y que también dan servicio a los vecinos de los dos únicos pueblos de la provincia que no cuentan con estos espacios sanitarios tan imprescindibles: Beires y Benitagla.

Una mujer barre en la puerta de su casa en un municipio del interior de Almería.
Una mujer barre en la puerta de su casa en un municipio del interior de Almería. / Rafael González

Similar situación se vive con los bares y las tiendas de comestibles, otro de los pivotes sobre los que se sustenta el dique de contención contra la despoblación. Javier Aureliano García, presidente de la Diputación Provincia de Almería, lo dejó claro en su discurso de investidura en julio de 2023. “Habrá un bar y una tienda en todos los pueblos de Almería”, defendió a capa y espada. 

“Es fundamental porque le da vida y movimiento al pueblo”, explicaba Raúl Guirao, alcalde de Suflí a Diario de Almería. Allí sí hay bar desde la década de los ochenta. El primer edil del municipio cuenta la importancia que ese negocio tiene en el día a día del municipio. “El bar es algo primordial, debe haber en todos los municipios”. El único con el que cuenta el municipio ha dinamizado la economía local, objetivo que persigue la Diputación de cara a la legislatura. 

El presidente de la institución supramunicipal insistió en su primera comparecencia en la que revalidaba el cargo que buscaba dar motivos para que los vecinos de la provincia no se marcharan y para que los de otras latitudes acudieran a Almería buscando un nuevo futuro.

Y de las palabras a los hechos porque municipios como Alboloduy (en el que ya se está construyendo una tienda-bar), Laroya y Benitagla son ejemplo de ello. En este último, el más pequeño en cuanto habitantes de toda Andalucía al contar a principios de año con apenas 53 vecinos, posee desde mediados de julio con un bar con tienda de comestibles.

Colegios rurales y consultorios, prioridad absoluta

Servicios esenciales que, en cualquier caso, no llegan al nivel de relevancia que tienen la salud y la educación. Dos pilares fundamentales para las familias a la hora de elegir un lugar en el que vivir y que, en el caso de Almería son dos de las mayores debilidades con las que cuenta la provincia para vencer al fenómeno de la despoblación. Influye, rompiendo una lanza a su favor, la morfología poblacional de Almería, con 103 municipios y una Entidad Local Autónoma y multitud de núcleos de población y barriadas, algo que dificulta la promesa de Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, de dotar a todos los territorios con “una cartera de servicios básicos, públicos y privados a una distancia máxima de 30 minutos de cualquier núcleo de población”.

En lo que concierne a la educación, la mayoría de municipios cuentan con colegios y, en los más pequeños, se comparten aulas con colegios rurales en los que se abarca prácticamente todo el territorio provincial. De hecho, hasta ha habido ‘brotes verdes’. Es el caso de Enix que tras llevar 36 años con su colegio cerrado y sus niños en edad escolar viajando a diario al vecino municipio de Felix, abrió el curso pasado de nuevo el colegio con cinco alumnos de Infantil de cinco años y un docente. Todo un reto para este pueblo, víctima de la despoblación, que se suma a la red de colegios rurales de la provincia donde hay alrededor de 2.300 estudiantes.

Los extranjeros, la tabla de salvación para los pueblos

El asentamiento de la población extranjera se ha convertido en muchos municipios en la principal herramienta para combatir la sangría migratoria que sufren, sobre todo, los ubicados en el interior de la provincia. Los dos casos más representativos los encontramos en Partaloa y Arboleas, pueblos enclavados en el Valle del Almanzora, y que se han convertido en el segundo y el cuarto a nivel nacional, respectivamente, en porcentaje de población extranjera en sus censos. Concretamente en Partaloa un 69% de los vecinos no son españoles y en Arboleas el porcentaje alcanza el 66,7%. Utilizando la matemática más esencial, dos de cada tres vecinos en estos municipios son extranjeros.

La salud es harina de otro costal. Vivir en un pueblo del interior de Almería exige contar con vehículo propio casi por mandato real ya que las deficiencias en la red sanitaria en la provincia son palpables:consultorios que solo tienen médico un día a la semana, centros de salud con listas de espera interminables, servicios de Urgencias con horas reducidas, etc. Un panorama desolador que supone todo un mazazo para las personas mayores, las más dependientes a la hora de usar estos servicios.

Y con esta caótica situación, es casi comprensible la elección que los almerienses hacen a la hora de elegir un lugar donde vivir optando por los puntos costeros en donde se ubican los hospitales y grandes centros de salud.

Fondos europeos

Los fondos europeos también se han convertido en un revulsivo para intentar minimizar esta problemática. La secretaria de Política Municipal del PSOE en Almería, Noemí Cruz Martínez ha destacado que “el impacto que están suponiendo los fondos europeos para el desarrollo del mundo rural a través de políticas que son muy importantes para su desarrollo y para que nuestros vecinos y vecinas ganen en calidad de vida”, como puede ser acabar con la brecha digital mediante la extensión de banda ancha, de redes 5G y para la conectividad de ayuntamientos. Para todo ello, el Gobierno de España ha destinado 22,2 millones de euros de los fondos europeos.

Además, Noemí Cruz ha señalado que muchos de estos municipios están desarrollando proyectos para cambiar su iluminación y hacerla más sostenible e impulsando proyectos de autoconsumo solar a través del programa DUS 5000 dotado con 7 millones de euros. En el ámbito del comercio, “se han puesto sobre la mesa” 3,7 millones de euros para apoyar la actividad comercial y los mercados de Adra, Vícar, Almería y Cuevas del Almanzora. Los fondos europeos también se están destinando en los pueblos a proyectos relacionados con energía limpia, como la producción y el almacenamiento energético de biogas e hidrógeno en Tabernas, Carboneras, Cantoria y Roquetas con ayudas que superan los 47 millones de euros.

A esto se suman los más de 18 millones de euros para 68 proyectos singulares locales de energía limpia en pequeños municipios como por ejemplo para un Corredor Peatonal en Cantoria y para proyectos integrales de energía limpia en Balanegra, Fines y María.

Inyecciones económicas que ayudan a insuflar esa corriente social que intenta convencer a los más escépticos de que vivir en un pueblo alejado de las grandes urbes también puede ser un proyecto de vida de largo recorrido, con sus problemáticas intrínsecas por falta de servicios básicos en muchos casos, y que dotan a esta aventura vital, como apuntábamos al inicio de estas líneas de unos tintes casi épicos.

Una cruzada que tiene en Almería una compleja solución y que comenzará a dejar de ser utópica cuando la decisión de muchos almerienses de no moverse se vea complementada por medidas desde todos los ámbitos para cristalizar un panoramá más halagüeno para los municipios del interior. Tener cerca un médico, un maestro o un panadero debería ser un derecho y no un ruego. Y dinamitar los sueños de los valientes que apuestan por su pueblo, un delito.

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