Una visita guiada permite conocer los secretos arquitectónicos y culturales del cementerio de Vera
Levante
La III Visita Nocturna al Cementerio 'San José' revela su destacado su valor histórico, artístico y la conexión con la proporción áurea o geometría sagrada
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El camposanto San José de Vera se ha iluminado por tercer año consecutivo con más de 700 velas y 100 antorchas, creando un ambiente único que invitó a los visitantes a explorar su historia y rico patrimonio desde el más profundo respeto a los difuntos.
Inaugurado en 1873, este cementerio se distingue por su valioso legado histórico y los elementos artísticos y arquitectónicos que lo adornan. Estas características resaltan su relevancia no solo como lugar de reposo, sino también como un espacio de memoria colectiva y herencia social. Con sus esculturas únicas y mausoleos de elaborada construcción, el camposanto se convierte en un testimonio silencioso de la historia y las tradiciones de la comunidad que lo rodea.
La iluminación especial no solo embelleció la experiencia, sino que también realzó la importancia de preservar y valorar estos santuarios como patrimonio cultural.
En un entorno de recogimiento y solemnidad, los visitantes pudieron redescubrir la trascendencia de este espacio y conectar con las generaciones pasadas de una forma que combina respeto y admiración.
El recorrido fue guiado por la investigadora histórica Magda Navarro Arias, que junto al historiador y experto en arte funerario almeriense, Andrés Molina Franco, miembro del IEA y colaborador docente de la Universidad de Almería en la asignatura de Arte y Patrimonio, reveló nuevos secretos y detalles sobre los ilustres personajes del siglo XIX que reposan en este lugar.
La experiencia contó también con la participación de descendientes de algunos de los difuntos más conocidos, contribuyendo a crear una conexión más profunda y emotiva con el pasado.
Esta necrópolis guarda los restos de algunas de las familias más representativas del Levante Almeriense, testigos de la historia y la evolución de esta región. Además, en sus sepulturas se encuentran nichos que albergan a miembros de la nobleza francesa y española, así como a las primeras figuras femeninas que formaron parte de la primera Logia Masónica del Levante Almeriense. Entre sus elementos arquitectónicos y escultóricos más emblemáticos, destaca el uso del mármol blanco de Macael, de renombre por su belleza y calidad, y el mármol negro de Bélgica.
Asimismo, se pueden observar numerosos símbolos masónicos, testigos de la influencia de esta fraternidad. El espacio está compuesto por un sacramental de planta rectangular, rematado en una rotonda, y rodeado en todo su perímetro por un muro alto de fábrica, con albardilla encalada, que otorga una gran solemnidad al lugar. Además, en su interior se encuentra una capilla que refuerza el carácter sagrado y conmemorativo de este espacio singular.
Una de las grandes sorpresas de esta nueva ruta ha sido el descubrimiento de la construcción áurea del cementerio de Vera, proyectada por el arquitecto provincial Enrique López Rull en 1870.
El ingeniero de edificaciones Francisco Pérez López detalló a los presentes las características de este hallazgo, con gran expectación y entusiasmo, que destaca por la aplicación de conceptos matemáticos y geométricos en su diseño, lo que ha fascinado a arquitectos, historiadores y matemáticos a lo largo del tiempo.
La proporción áurea o divina, también conocida como el número de oro (aproximadamente 1.618), es famosa por su relación con la belleza y la armonía en la naturaleza, el arte y la arquitectura.
En el caso del cementerio de Vera, el hallazgo implica que la disposición de los elementos arquitectónicos y la organización del espacio están diseñados siguiendo este principio áureo. Esta proporción se ha utilizado históricamente en estructuras como el Partenón de Atenas y en obras renacentistas para lograr una composición visualmente equilibrada y estéticamente agradable.
Aplicar la proporción áurea en un cementerio sugiere una intención profunda detrás de la disposición de sus elementos, uniendo la idea de lo trascendental y lo eterno con la matemática de la naturaleza.
Este análisis proporciona nuevas perspectivas sobre cómo las sociedades históricas podían imbuir de significados simbólicos y filosóficos sus espacios funerarios. También sugiere que en la construcción de este cementerio no solo se buscó la funcionalidad, sino también la resonancia estética y espiritual, capturando una conexión entre la geometría sagrada y el concepto de eternidad.
Durante el itinerario, también se rindió un emotivo homenaje a las almas que descansan en el osario, con una hermosa ofrenda floral y un minuto de silencio guardado por los más de 100 asistentes. Para finalizar el programa histórico-cultural, la primera teniente de alcalde, Carolina Pérez Gallardo, dedicó unas palabras de agradecimiento a los presentes y colaboradores, cuyo apoyo hizo posible este evento. En su discurso, destacó que “este tipo de visitas desempeña un papel fundamental en la puesta en valor de este legado cultural y patrimonial veratense, que data del siglo XIX, ya que no solo permiten a los visitantes conocer de cerca la riqueza histórica de la época, sino que también fomentan un mayor entendimiento y aprecio por las tradiciones, costumbres y avances que marcaron esa etapa”.
La noche culminó con una destacada interpretación musical de “Da Music”, quienes, con la elegancia del violín y el chelo, interpretaron un bellísimo Adagio de Albinoni, junto a otras piezas, deleitando solemne y respetuosamente la velada.
Un año más, esta enriquecedora visita ha logrado transportar a los asistentes a través del tiempo, brindándoles la oportunidad de descubrir rincones ocultos y anécdotas históricas que, hasta entonces, permanecían desconocidas para muchos y conectar con el pasado de una manera excepcional, visibilizando momentos y personajes que dejaron una huella indeleble en la comunidad.
Esta experiencia no solo destaca por su valor educativo y patrimonial, sino que también subraya la importancia de preservar los cementerios como espacios sagrados. Estos lugares, al ser testigos vivos de la historia local y de la identidad social, nos invitan a reflexionar sobre nuestras raíces, los legados de generaciones pasadas y la conexión que mantenemos con aquellos que nos precedieron.
La conservación de estos sitios es fundamental para garantizar que las futuras generaciones puedan conocer y comprender el contexto histórico que ha dado forma a la comunidad, reforzando así el sentido de pertenencia y la continuidad cultural.
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