Fallece Mateo Silvente, prestigioso comerciante de zapatos en Vera

Qué lástima, la muerte de Mateo Silvente Gallardo, que hoy ha sido enterrado en su Vera natal.

Quedan huérfanos sus hijos Mateo Jesús, Lina y Manoli, los tres de ejemplar conducta social heredada del padre y la madre, la entrañable y también muy añorada Antonia Ramírez Caparrós, modelo asimismo de virtudes. Los dos ya han vuelto a juntarse en el Paraíso.

A tres años de cumplír la centuria, Mateo deja un gran y sentido vacío en quienes le tratamos en la distancia corta. Porque con él se va un trozo importante de nuestra historia íntima, ya que por su actividad y excelencia humana estuvo muy vinculado a todas las familias de Vera. Y por lo que representó y el legado solidario y afectuoso, incluso caritativo, que recibimos de él, para identificarle ahora no sería necesario nombrarlo con los apellidos. No obstante, los ecos de su nombre completo, Mateo Silvente Gallardo, invitan a un tratamiento todavía de mayor admiración y respeto.

Y por sus méritos de trabajo, en Vera y también la comarca del Levante -su influencia comercial al frente de una muy amplia y siempre actualizada zapatería se hizo inabarcable, con puntos de venta en varias poblaciones-, deja asimismo un recuerdo de lo más entrañable, por su ejemplar sencillez y cercanía en el trato con todos.

Por eso en estos momentos de tristeza al despedirse para siempre, yo quiero rescatar de la memoria el recuerdo de la infancia, en las vísperas festivas de Navidad, Semana Santa y Feria de Vera, cuando su establecimiento rebosaba de gente en busca del calzado para el obligado estreno. Los más pequeños, de la mano de los padres. Aquellas sandalias y zapatitos de la marca gorila, Dios mío, qué pasado tan feliz. Cuando Mateo atendía tan eficaz y sonriente a su clientela, y de una manera especialmente amorosa a los más pequeños.

D.E.P. quien nos hizo vivir tanta felicidad que ahora es nostalgia.