La televisión pública francesa emite en directo la celebración de una misa en este pueblo de Almería

El domingo 13 de octubre, la parroquia de San Juan Bautista, en el barrio de las 200 viviendas de Roquetas de Mar, fue escenario de una celebración eucarística con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado. La misa estuvo presidida por el obispo Antonio Gómez Cantero y fue preparada en colaboración con el Secretariado diocesano para las Migraciones, los Padres Blancos y la misma parroquia. Lo curioso de este evento es que la televisión pública francesa retransmitió en directo la celebración a través de su programa 'Le Jour du Seigneur'.

La historia detrás de esta transmisión se remonta casi un año atrás, cuando el obispo fue invitado por el cardenal de Marsella, Jean-Marc Aveline, a participar en los 'Encuentros del Mediterráneo', los días 23 y 24 de noviembre de 2023. Su abuela era de la población de Nacimiento y tenía especial interés en que el obispo de Almería participase en el encuentro con el Papa Francisco. En ese encuentro que abordaba los retos sociales y espirituales de los territorios del Mediterráneo, surgió la idea de mostrar cómo la Iglesia de Almería acoge y sirve a los inmigrantes, tanto en las parroquias como en las ONG inspiradas por el Evangelio.

Como fruto de este encuentro, el pasado febrero Almería recibió la visita de miembros del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, entre ellos el P. Fabio Baggio C.S. y Dña. Flaminia Vola, para conocer de primera mano los proyectos de acogida que se están llevando a cabo.

"La única solución es la acogida"

Antes de la emisión en directo de la misa, una misionera de África y el jesuita Daniel Izusquiza hablaron sobre la situación de los migrantes y los proyectos de hospitalidad impulsados por la Iglesia de Almería. La misa fue un momento de acción de gracias en el que destacó la diversidad cultural, con la participación del Coro Africano, y en el que, como afirmó Antonio en su homilía, "la única solución es la acogida".

Fue un verdadero encuentro fraterno entre roqueteros y migrantes, unidos en torno a la Eucaristía y una oportunidad para contar al resto del mundo que otro mundo de encuentro y hospitalidad es posible.