Casi lleno en el coso roquetero para una clase práctica en la que el alcarreño De la Hermosa cortó dos orejas

Fiestas Santa Ana

Premio de una oreja para los almerienses Ernesto Lorenzo, Fran Lupión y Dennis Martín; Héctor Morales tuvo que ser atendido en la enfermería

Ernesto Lorenzo recibía al primero del festejo y lo hizo con mucha valentía.
Ernesto Lorenzo recibía al primero del festejo y lo hizo con mucha valentía.

La noche de la ilusión servía para la inauguración de la Feria de Santa Ana en Roquetas de Mar con una clase práctica en la que cada uno de los jóvenes que tienen la aspiración de ser toreros trataron de exhibir su particular liturgia en este largo y tortuoso camino hacia la confirmación de su meta. Animosa noche, a pesar del calor de la que De la Hermosa, de la Escuela de Guadalajara, paseó a hombros dos apéndices y en la que los alumnos de la Escuela Municipal Taurina de Almería Ernesto Lorenzo y Dennis Martín y el almeriense de la Escuela de Osuna, Fran Lupión, tocaron pelo. Menos fortuna tuvo el local Héctor Morales, que fue volteado en un par de ocasiones y que tuvo que irse a la enfermería tras entrar a matar al último novillo de la noche, complicado como todos sus hermanos. El antequerano Víctor dio la vuelta al ruedo.

A Ernesto Lorenzo le correspondió recibir al primero del festejo y lo hizo con mucha valentía, clavado de rodillas en el albero, para lancear a un novillo atento a los engaños. Con gusto, el novillero de la Escuela Municipal Taurina de Almería toreó con pausa con el percal. Luego, el almeriense demostró capacidad para lucirse en banderillas clavando tres pares con mucho poderío y riesgo, sobre todo el tercero. Con la muleta, toreó con pausa, con más pulcritud por el pitón derecho porque por el izquierdo el animal protestó en su embestida. No tuvo demasiada suerte con el acero, pero cortó una oreja.

Fran Lupión, que pertenece a la Escuela de Osuna, recibió con arte a su enemigo toreando a la verónica. Con la franela lo hizo con pausa, estoico, sin dudar y tratando de imponerse al animal, que no aceptó los encuentros por el pitón izquierdo por el que, pese a todo, intentó seguir construyendo la faena. Tras una tanda infructuosa, por la derecha hilvanó algunos muletazos interesantes. Cerró arriesgando. Mató de dos pinchazos y estocada, para cortar una oreja, tras aviso.

Dennis Martín, al tercero, lo pasaportó tras una faena en la que comenzó muy plástico en los lances de recibo, con revolera y dos 'denniscinas', lances de su creación que animaron a los presentes. Forzó con banderillas ante un enemigo con poca fijeza, siendo el de la Escuela Municipal Taurina de Almería el que lo puso todo. El novillero que triunfó recientemente en Valencia cerró con tandas por ambos pitones, con más ganas que resultado por la nula respuesta del parado novillo al que intentó arrancar de su estoicismo junto a las tablas rodilla en tierra. Mató de dos pinchazos y estocada, para ser premiado con una oreja.

Pedro de la Hermosa, de Guadalajara, se mostró lucido a la verónica y se gustó en banderillas con un meritorio segundo par. Tras un primer muletazo sentado en el estribo, sacó al animal de las tablas con mucho gusto, hilvanando lances por el pitón derecho en la boca de riego ante otro novillo con los mismos vicios que sus hermanos. Toreó con mucho gusto y mató de una gran estocada para cortar dos orejas, tras aviso.

Victor, de Antequera, compuso un variado recibo a la verónica, con chicuelinas y revolera, con plástico quite de Héctor Morales. Tras un par de series por la derecha, la tercera, en el centro del ruedo tuvo ligazón y diga ejecución. Al antequerano le faltó atemperar al de Chamaco por la izquierda, pero su liturgia por el derecho dio prestancia a los muletazos. Sus fallos con el acero le impidieron tocar pelo, pues necesitó tres pinchazos, metisaca y estocada para dar la vuelta vuelta tras aviso.

Héctor Morales cerró la clase con una faena animada que se inició con larga cambiada y gustoso toreo a la verónica. Tras un lucido quite de Ernesto Lorenzo, Morales buscó el triunfo a base de mucho empeño y de tragar ante un novillo que no se dejó y además con embestida dudosa. A base de tiempo consiguió buenos lances al natural. Faena con exposición de motivos y búsqueda del triunfo con buen trasteo que acabó con un segundo revolcón y dos estocadas, con corte en una mano que obligó a Ernesto Lorenzo a pasaportar al novillo y cerrar la noche con silencio.

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