La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
Poniente
Aguadulce/Cecilia Bonilla Rodríguez tiene 16 años. Aunque al hablar con ella uno pudiera albergar la sensación de que son algunos más. Tiene las ideas claras, diáfanas, y como tal las expresa con una madurez que abruma. La joven, estudiante de 4º de la ESO del IES Mar Mediterráneo de Aguadulce, está a las puertas de vivir la que, a buen seguro, será de una de las experiencias más trascendentales de su vida. Se marcha a más de 10.000 kilómetros de distancia de su hogar para completar su formación de Bachillerato. La isla de Phuket, en Tailandia, será su destino. La mochila, cargada de ilusiones y ambición por emprender un viaje que no será solo académico, también vital.
En el epílogo de un curso cuyo fin ya se vislumbra y que se ha saldado con excelentes resultados en su expediente, Cecilia atiende a Diario de Almería para dar voz a sus inquietudes y barruntar lo que será un periplo que probablemente supere sus expectativas.
La génesis de esta experiencia se remonta a años atrás. La joven cursaba aún 1º de la ESO cuando descubrió las becas de la Fundación Eduarda Justo. Lo hizo inspirándose en la princesa Leonor y su traslado a Gales. Desde entonces, esta estudiante almeriense ha ido cocinando a fuego lento sus anhelos hasta que en septiembre de 2023 pudo al fin formalizar la preceptiva solicitud de movilidad internacional. "Llevo casi cuatro años leyendo sobre esta beca y la tengo que echar; no tengo nada que perder", pensaba para sí. El proceso, no obstante, no ha sido nada sencillo. Pruebas, cuestionarios, proyectos sociales que defender y fases de selección que superar tanto en Almería como en Madrid forman parte de un viaje que comienza mucho antes de poner un pie en el avión. "Cuando te llaman y te dicen que estás dentro, tienes la sensación de que fue hace nada cuando empezó todo. Yo me lo estoy empezando a creer ahora", argumenta.
"Lo bonito de esta beca es que no solo se la lleva aquel que tenga un expediente académico excelente, sino quien está preparado para vivir esta experiencia", destaca Cecilia, que no esconde que también ha disfrutado del arduo proceso que ha terminado por cristalizar su futuro más próximo. "De cada prueba que superaba aprendía algo, todas tenían una enseñanza para mí", abunda.
Va a ser esta la primera ocasión en la que Cecilia sobrepase las fronteras de Europa, con el añadido de hacerlo sola. Y es que esta beca tiene la particularidad de que el alumno no elige el país de destino, sino que elabora una lista de cinco prioridades. Para Cecilia, Tailandia era la cuarta. Eso no quita que esté "contentísima". "He tenido mucha suerte de que me hayan dado uno de los países que había pedido", concreta.
"El colegio se encuentra próximo a un Parque Natural al que nos llevan en la primera semana"
Cada destino tiene su propia idiosincrasia y su manera de concebir la estancia del alumnado. En el caso de Tailandia, la experiencia, subraya Cecilia, "se centra mucho en conocerte a ti mismo y saber gestionar tus propias emociones". Asimismo, aparte de lo meramente académico, las posibilidades que ofrece el entorno en el que va a residir la joven durante los próximos dos años son infinitas. "Estamos en una zona cerca de la costa, bastante turística, y el colegio se encuentra próximo a un Parque Natural al que nos llevan en la primera semana de clase. Haremos actividades como bucear en los arrecifes de coral; el campus tiene piscina olímpica y pista de atletismo y, además, la ratio de las clases es muy baja: entre 15 y 18 alumnos".
En lo meramente formacional, a Bonilla le esperan clases impartidas en inglés y un plan de estudios totalmente diferente al español. Se imparten asignaturas de diversos ámbitos, divididas en seis bloques y, aunque aún no lo tiene del todo claro, Cecilia sí cuenta con un esbozo de lo que puede ser su trayectoria por las aulas del centro educativo tailandés. Literatura y Lengua Inglesa, Francés, Historia, Sistemas Medioambientales y Sociedades, Matemáticas y Teatro conforman ese listado de materias a las que Bonilla Rodríguez tendrá que enfrentarse durante su estancia en el país asiático.
La magnitud de la experiencia va a ser, por tanto, mayúscula. Es por ello que Cecilia se ha encontrado con reacciones de todo tipo entre sus familiares y allegados, pese a que impera la tónica positiva. "Hay gente que me dice '¡estás loca!' y otros que están súper contentos porque saben que yo estoy muy ilusionada con el destino que me han dado. Mis padres y mis hermanos son de los segundos; les ha costado, como a mí, asimilar que el 10 de agosto cojo un avión, pero están muy contentos por mí", indica la joven.
De lo que no cabe duda es de que este periplo va a enriquecer a nivel educativo y personal a una alumna que ya parece tener claro cuáles van a ser sus siguientes pasos una vez regrese de Tailandia. Quiere ser maestra de infantil o primaria y no descarta emprender una nueva experiencia lejos de casa. Pone sobre la mesa las becas Davis, destinadas a alumnos que ya han realizado el Bachillerato internacional, que pueden llevarle hasta lugares como Estados Unidos o Países Bajos. Pero este reto aún debe esperar.
Cecilia quiere desarrollar también una labor pedagógica y servir de inspiración a otros alumnos que estén en su misma situación o que tengan dudas sobre sumergirse en esta experiencia. "Yo les diría que lo intenten porque durante el proceso se van a dar cuenta de si es o no lo que quieren", subraya Bonilla, que además ha encontrado en todo momento en la comunidad educativa del IES Mar Mediterráneo un apoyo y una mano amiga. "Nunca nadie me ha dicho que no me vaya, me he sentido muy arropada", asevera.
De esa comunidad forma parte María del Carmen Borja Gallego, coordinadora del área Bilingüe y Erasmus+ del centro educativo, que ha sido parte importante del recorrido llevado a cabo por la joven Cecilia. "Una parte primordial del sistema educativo debería ser la apertura de los centros escolares a nuevas experiencias, porque al fin y al cabo les estamos dando unas competencias que les van a permitir avanzar en lo que ellos quieran hacer en el futuro", explica la responsable, que hace suya la apuesta del instituto por "abrir sus puertas al resto del mundo".
"Es importante que el alumnado conozca casos como el de Cecilia"
Mejorar las habilidades lingüisticas de los alumnos, situarles al frente de una nueva cultura y forma de vida y, sobre todo, abrirles la mente, se enmarcan dentro de los objetivos planteados por el centro escolar a través de los distintos programas de movilidad que desarrolla. No en vano, la propia Cecilia ya se benefició el pasado curso de un intercambio que le llevó hasta Países Bajos. En idéntica situación han estado también otros estudiantes, que han combinado experiencias con países como Italia, Francia o Turquía. "Es importante que el alumnado conozca casos como el de Cecilia y espero que cuando vuelva pueda compartir con nosotros lo que ha supuesto su experiencia", apostilla Borja Gallego.
El camino ya está emprendido. Sirvan estas líneas para que Cecilia valga de inspiración a 'otras Cecilias' que estén por llegar y apuesten por adentrarse de lleno en un periplo que no deja indiferente a quien lo vive en primera persona. Aprender, adaptarse a otras culturas y sumergirse en nuevas experiencias vitales nunca debe ser un lastre.
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