Fran Ruiz, hostelero: "Es muy complicado atraer a la gente en temporada baja”

El calendario marca ya el final de octubre y con él, la llegada de noviembre. Son unos meses que para la hostelería en general se resiente. Con la llegada de septiembre, se da por finalizada la temporada de verano. Esa que tanto alegra a los ciudadanos de a pie y a los hosteleros, que experimentan cada año cifras “récord” gracias al turismo.

Es evidente que con la llegada masiva de turistas en verano, los ingresos en las cajas de la hostelería se vean incrementados. Mucho más en las zonas costeras como Roquetas de Mar. Muchos establecimientos se ven obligados a cerrar, pero otros se mantienen abiertos con un servicio muy limitado. Estos últimos, ¿cómo sobreviven aquellos que se mantienen el resto del año?

Este incremento de turistas, tanto nacionales como internacionales, permite a los bares, restaurantes y chiringuitos alcanzar una facturación que les ayuda a pagar facturas y mantener el negocio el resto del año.

Lo más parecido a esos lugares el resto del año es el desierto, por ello, en el momento en que cierran los hoteles tras la temporada alta, los bares van detrás.

De esta forma, los meses estivales sirven como un aliciente e incentivo, que compensa para después mantener abierto todo el año con una facturación que, en algunos casos, es de supervivencia.

Fran Ruiz es el gerente de un pequeño local, ubicado en primera línea de playa. Su situación justo en el paseo marítimo lo hace muy visible y transitado por los turistas y los autóctonos. La Fullería, su bar que ofrece un café exquisito, abrió sus puertas no hace ni un año. Este empresario se atrevió a dar el paso asumiendo todos los riesgos que esto supone.

¿Un bar como el tuyo que está a los pies del paseo marítimo resiste a las temporadas bajas? ¿Resulta viable mantenerlo abierto durante todo el año?

Siendo conscientes del lugar donde estamos, Roquetas y en primera línea de playa, para nosotros es toda una aventura que aún debemos de andar. Llevamos abiertos solo unos meses. El tiempo dirá si es viable o no, lo que no cabe duda es que vamos a poner todo de nuestra parte para que lo sea. Es un pequeño negocio del que viven varias familias y hay muchas ganas de sacarlo para adelante.

¿Cómo hacéis para sobrellevar la temporada baja?

La forma de atraer más público en temporadas bajas es muy complicado. Seguiremos intentando combatirlo con nuestra seña de identidad que es el buen trato al cliente, mimar nuestro producto (de la tierra) y el entorno familiar que estamos creando desde el primer día.

Llevas poco tiempo con la persiana subida, ¿qué fue lo que te motivó abrir un nuevo bar?

La fábula de nuestro logo, que está impresa en la carta, bien lo dice: “Así, el cuervo aprendió la lección de no confiar en los halagos ni en su propia vanidad y que en la vida, siempre hay quienes esperan una oportunidad para aprovechar”. Siempre hay una oportunidad esperando a ser aprovechada y justo me encontré con ella.

¿Qué es lo que os diferencia del resto de bares de Roquetas?

Hoy en día, diferenciarse del resto es muy difícil porque hay grandes hosteleros con mucha experiencia y muchos años de duro trabajo. Creo que lo que te diferencia del resto, en todos los aspectos de la vida, es ser tú mismo, dar lo mejor de ti en cada momento y tratar al resto como te gustaría que te tratasen a ti.

¿El hecho de estar a pie de playa es una ventaja?

El entorno es envidiable, vivimos en un paraíso y nosotros estamos en el epicentro. La ubicación, tanto por la playa como por el barrio donde nos encontramos, creo que es de las mejores zonas de Roquetas de Mar y no le veo inconvenientes. Bueno si, dos: Levante y Poniente. (Se ríe).

¿Cuál es la especialidad de la Fullería?

Nuestra especialidad, además de contar con un café de pura calidad, es la mayor parte de nuestro producto. Especial no por ser mejor que el resto, sino por ser de la tierra. Contar con nuestras raíces e intentar ofrecer un cachito de nuestra Almería, creer en ello y defenderlo a capa y espada. Estamos haciendo de ello nuestra especialidad. Creemos en el producto local.

¿Por qué Fullería?

Es una palabra que, al menos, cualquier andaluz ha utilizado alguna vez en su vida. Su significado es trampa en el juego pero yo, que soy de la generación de los que jugábamos en la calle desde la merienda hasta que te llamaban a voces desde la ventana para cenar, le encuentro un sentido más romántico ya que así se llamaba al que se saltaba las reglas antes de jugar una partida de chapas o una revolera. Ahí es donde me voy cada vez que lo digo, a aquel tiempo en el que solo existía felicidad y eso es lo que me transmite. Hoy, después de unos meses de andadura, aún la gente se lo sigue preguntando y es que yo lo tengo clarísimo. Creo que estar donde estamos y hacer lo que hacemos… ¡No se vale!