La procesión pone el broche final a las fiestas por la Virgen de la Cabeza en Antas

Del mito griego de Orfeo y Eurídice, quizás la historia de amor más antigua que se pueda contar, más de un estudiante de Humanidades aprendió que mirar atrás podía ser un pecado. Orfeo bajó al inframundo a recuperar a su amada con la condición de que no podría mirarla hasta que no estuvieran bajo la luz del sol completamente, una norma que no cumplió, pues se giró para ver a la rescatada cuando una parte de su cuerpo aún estaba a la sombra, lo que provocó que la perdiera para siempre.

Esa propuesta de no mirar atrás no será cumplida tampoco por esta crónica, que pretende ser una retrospectiva de este último día de fiesta. Había quedado la historia en la traca nocturna de fuegos artificiales en la noche del sábado, antecedente de un reponedor sueño y de, en la mañana del domingo, de la procesión por las vías antusas, una vez superada el traslado de la Virgen de la Cabeza a la iglesia y la celebración de la Santa Misa cantada por el Coro Parroquial de la localidad.

Reflejan las crónicas de estos días las ganas de pasarlo bien de los vecinos, que esperan durante todo un año para homenajear a su patrona. Tal es esta predisposición por disfrutar que ni la lluvia, siempre bienvenida en un escenario de sequía como el que atraviesa la provincia, impidió disfrutar de la verbena en la noche del sábado. Seco estuvo el cielo para contemplar a la Virgen de la Cabeza por “el recorrido de costumbre”, como bien adivinó en decir el programa de fiestas.

La Virgen seguirá pendiente de todos los vecinos el resto del año, aunque hoy sea día de recomposición tras una fiesta que anoche, con los sones de la Orquesta Pentagrama, se alargó hasta tarde. La alcaldesa perpetua, así lo es desde hace un par de años, seguirá velando por los antusos, eligió el Cabezo de María, suelo bajo el que luego se asentarían buena parte de las civilizaciones que le sucedieron, donde se construyó su ermita.