Los almiares, las ‘neveras’ donde se conservaba la paja de la siega en el campo de Níjar

Este sistema de bioconstrucción con esparto y la retama, permanecía años en el campo, pero ha caído en desuso

La retama era la otra planta que se usaba al ser una especialista de ambientes semiáridos-

El Parque Natural registra 38 molinos de viento en ruinas

Los almiares, las ‘neveras’ donde se conservaba la paja de la siega en el campo de Níjar
Los almiares, las ‘neveras’ donde se conservaba la paja de la siega en el campo de Níjar

Los molinos de viento donde se molía la cebada y otros granos, son vestigios ya olvidados del pasado nijareño. Lo mismo ocurre con los almiares, “un tipo de bioconstrucción efímera asociada al cultivo de cereales”.

Los almiares se “levantaban para asegurar la conservación de la paja que se obtenía tras la siega del cereal y que tan valiosa resultaba como alimento para los animales”, según informa el Jardín Botánico El Albardinal, en Rodalquilar, perteneciente a la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, en el último número de ‘ Eco del Parque’, revista trimestral que edita y distribuye, de forma gratuita la Asociación de Amigos del parque natural Cabo de Gata- Níjar.

La construcción de estos almiares se basaba “en el empleo de dos plantas propias y comunes de este territorio: la retama y el esparto. El proceso se iniciaba acopiando la paja en pilas, a veces de metros de altura, no lejos de donde se obtenía, y se comenzaba a trabajar de abajo hacia arriba disponiendo por filas una especie de coraza realizada apoyando ramas cortadas de retama, giradas y dispuestas boca abajo. La siguiente fila se disponía solapándose sobre la primera y así hasta alcanzar la cumbre” recoge este servicio en la citada publicación.

La elección de la retama no era azarosa y evidenciaba el conocimiento que la personas tenían de su entorno: es una planta perenne que produce ramas largas y flexibles que se manejan con comodidad, facilitando enormemente su colocación. Es, además, una especialista en ambientes semiáridos que reduce la pérdida de agua por los estomas prescindiendo de sus hojas y siendo los tallos los que asumen la función fotosintética; esta ausencia de hojas genera unos tallos sin interrupciones por los que el agua escurre con facilidad y las ramas además se recubren de una sustancia pruinosa que las hace casi impermeables”.

El esparto, por su parte, ha sido “una planta crucial en el mundo rural En los almiares, las cuerdas trenzadas de esparto se disponían sobre la estructura formando una malla que evitaba que la retama se desprendiera y se afianzaba en el suelo atando los cabos a piedras dispuestas rodeando la base de la estructura” añade.

Estos almiares podían permanecer en el campo durante años, conservando en su interior la paja a salvo de la lluvia y el sol, pero el carácter efímero y vegetal de estas ingeniosas construcciones desafortunadamente no las ha hecho perdurar hasta hoy.

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