El Cortijo del Fraile cumple su undécimo aniversario como Bien de Interés Cultural

La declaración se produjo el 23 de marzo de 2010 y la notoriedad del edificio reside en sus valores “etnológicos, históricos, sociales, literarios y paisajísticos” según valoró la Junta

El Cortijo del Fraile cumple su undécimo aniversario como Bien de Interés Cultural
Txabi Ferrero

20 de marzo 2021 - 09:14

El Cortijo del Fraile cumple este martes 11 años desde que el BOPA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía) publicó la resolución por la que fue declarado e inscrito como Bien de Interés Cultural con la tipología de Sitio Histórico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

La resolución de la Junta de Andalucía fue adoptada a instancia de la propuesta formulada por el Servicio de Protección del Patrimonio Histórico que defendió esta declaración con entre otros argumentos que “constituye un hito histórico y paisajístico, al estar ubicado y destacar como bella construcción integrada en el Parque Natural de Cabo de Gata, un paisaje árido rodeado de altiplanicies con escasa vegetación de matorral, al cual ésta dota de cierta frescura con su arboleda, pozos y aljibe”.

De acuerdo con la exposición de motivos de la propuesta, la importancia de este cortijo reside en “sus valores etnológicos, históricos, literarios-artísticos, paisajísticos y sociales”. Sus valores etnológicos “son excepcionales como ejemplo de la arquitectura tradicional de tipología levantina con influencias de la arquitectura culta, y representativo de los grandes cortijos agro ganaderos almerienses. Su fisonomía arquitectónica y la obra lorquiana inspirada en ella continúan evocando la memoria de la cultura tradicional rural donde se concentraban valores clasistas y de género, de prestigio y honor a través del matrimonio con iguales”.

Los valores literarios y artísticos se manifiestan “en la relación directa que diferentes escritores y artistas ha establecido con este cortijo. Así, a Federico García Lorca el crimen pasional ocurrido cerca del Cortijo del Fraile le sirvió de inspiración para escribir su obra teatral Bodas de Sangre, estrenada en 1933. Esta conexión entre el crimen de Níjar y la creación de esta obra de teatro está confirmada por su hermano Francisco”, señaló entonces.

El Cortijo del Fraile es “un símbolo estrechamente asociado a la obra ‘Bodas de Sangre’, convirtiéndose en una escala más del itinerario ideal por los lugares relacionados con Federico García Lorca, en un nuevo punto de encuentro entre el escenario de unos hechos reales y su recreación literaria” se señala.

Según la memoria de aquella resolución, “el poder de provocar o de favorecer la creación de obras de arte ha continuado hasta nuestros días, aumentando el número de artistas (poetas, escritores, pintores, fotógrafos y cineastas) que trabajan en su entorno o bajo su inspiración”.

El Cortijo del Fraile fue construido por los frailes del Convento de Santo Domingo de Almería en el siglo XVIII como centro de una importante explotación agrícola con olivos y vides. Está situado en medio de una finca de 730 hectáreas, de la que dependían otros cortijos menores como el de Requena y La Felipa.

El edificio responde a la tipología de gran explotación agropastoril, donde casi todas las dependencias, habitacionales, de ocio y las agrícolas y ganaderas, se desarrollan en una sola planta y en torno a un gran patio-corral central dando lugar a una construcción compleja. El núcleo consta de vivienda para los propietarios, oratorio público, casas de los aparceros y del pastor, patio, corrales y pajares, y tiene como construcciones anexas dos eras, cochineras, pozos y aljibes.

El conjunto edificado es de planta trapezoidal, con una superficie de parcela de 3.013 metros cuadrados, de los que la superficie construida (vivienda principal, de los aparceros y del pastor, oratorio, corrales, cuadra y corrales) se estima en 1.835 metros cuadrados. Los caminos de acceso al cortijo son una pista de tierra y están delimitados con hileras de ágaves.

Durante la Desamortización de Mendizábal (1836) la finca se dividió y pasó a manos de varios propietarios que, finalmente, la vendieron a una familia de la burguesía almeriense que construyó una ermita y utilizó como panteón familiar hasta la década de 1980.

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