Mojácar vuelve al Medievo con las carreras de cintas a caballo

Fiestas de pueblo

Una treintena, entre cinteras y jinetes, cerró las fiestas del Rosario y prolonga una prueba inspirada en los torneos y justas

Mojácar vuelve al Medievo con su tradicional carrera de cintas para buscar pareja

Las carreras de cintas han cerrado las fiestas patronales del Rosario / D.A.

Mojácar es una ciudad que no descuida y vela por sus tradiciones, algunas muy antiguas y todas muy enraizadas entre la población. Las carreras de cintas a caballo, ya sean en su versión infantil, de adultos o para parejas casadas, es una de las que gozan de un mayor predicamento entre los mojaqueros/as y centran al atención tanto en las fiestas patronales de San Agustín como en las de la Virgen del Rosario

Las de octubre son para casados aunque también se admiten separados y divorciados. Una treintena participó en esta edición, a partes iguales entre mojaqueras vestidas con el traje típico y jinetes. Esos festejos son santo y seña de las fiestas mojaqueras. El Ayuntamiento ha llegado incluso a organizar de forma gratuita clases gratuitas de equitación a nivel de iniciación, para futuros jinetes interesados en estos concursos, con la finalidad de mantener viva la práctica de esta tradición que se pierda en el tiempo.

La particularidad de la carrera de cintas a caballo que sólo se da en la festividad del Rosario pasa por el hecho de que sólo pueden participar vecinos que están casados o que lo han estado, al igual que las cinteras. Estas carreras de cintas tienen su origen en un juego de cortejo amoroso y de destreza que se planteó para buscar pareja y las solteras dejaron de serlo.

Las mojaqueras lucen en esta fiestas patronales sus trajes típicos con las faldas largas de tablas hechas de lana, los corpiños blancos bordados y la pañoleta amarilla con motivos de colores a los hombros. Se trata de un juego de destreza y puntería. 

Consiste en que los caballistas tienen que introducir la punta de una pica de madera, o la de un bolígrafo, en unos aros metálicos colgados por una cinta que es el trofeo a conseguir. Las mujeres en ‘edad de merecer’ son las que colocan las cintas y los mozos del pueblo las recogen pasando por debajo de ellos con los caballos incluso al galope.

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