La ilusión por los cromos del fútbol resiste: "Nuestro proveedor no da crédito"

Y al volver la vista atrás, los niños habían abandonado las pantallas. “Milagro”, clamó alguien. A Juan, alma mater de la papelería Ágora, no le extrañó. El pasado fin de semana organizó, gracias a la idea y al impulso de su hijo Alejandro, la segunda quedada para intercambiarse los cromos del fútbol, de la Liga de Primera División. Con el apoyo logístico del Ayuntamiento de Huércal de Almería se dispuso a, durante más de diez horas, ejercer de anfitrión para todos los que quisieran deshacerse de sus estampitas ‘repe’ y materializar el 'fichaje del año'.

“Toma una, dame otra”, resume Juan. Entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde convirtió las plazas de parking delante de su local, que está ubicado en Villa Inés, en un ir y venir de personas de todas las edades con una pasión compartida por el fútbol. Los álbumes salieron de las habitaciones y pisaron la calle para llenarse de nuevos sellos, una tradición que durante generaciones se ha cultivado en los colegios.

Y si los cromos hablaran. Han vivido épocas mejores y tormentosas, como la de ahora, de la Unión Deportiva Almería así como del resto de la veintena de equipos que cada temporada conforman la élite del fútbol español. Si los padres coleccionaban las figuras de los jugadores que llevaron al equipo de la provincia por primera vez a la categoría más alta, los niños acumulan ahora a quienes pueden hacer naufragar el barco.

Esas páginas han visto crecer y consolidarse al mejor Messi, conocido fichajes como los de Cristiano o Neymar, sufrido salvaciones in extremis y las sorpresas de cada torneo liguero. Cada agosto, cuando el mercado de fichajes está a punto de completarse y el balón vuelve a rodar, regresan al kiosco. Por las mesas dispuestas en el improvisado recinto fueron pasando todos, mayores y pequeños. “De 3 años a abuelos, hay mayores más coleccionistas que los niños”, cuenta Juan si se le pregunta por franjas de edad. Nostalgia para unos y novedad para otros.

Para él es un negocio que le da la vida. “Llevamos dos años muy fuertes con el tema de las estampas”, asegura. Desde la pandemia ha vuelto el furor por los clásicos cromos, por hacer el ritual de abrirlos e intercambiarlos en el recreo, tal y como padres y abuelos hacían. Nadie sabe si alguien llevó para intercambiar el que es un cromo que vale ahora oro, el de la etapa del descendido a los infiernos Luis Rubiales en su momento como futbolista. Se está vendiendo a un alto precio en diferentes plataformas de internet.

Hay a quien esta pasión futbolera le ha sorprendido. Para empezar, a quien los fabrica. “Hemos vendido muchísimas estampas, el proveedor no daba crédito”, asegura. El cuchicheo se ha ido propagando durante días por los centros escolares de la localidad, convertido en noticia conforme avanzaban las jornadas. Entre 80 y 90 personas pasaron por el evento, con toda su majestuosidad tras un primer intento deslucido por la lluvia. Llegaron de Huércal de Almería pero también de otros municipios del Bajo Andarax.

SEGUIR CRECIENDO

La idea de los responsables de la Papelería Ágora es ir a más y que el proyecto tenga una entidad mayor en futuras ediciones. Cuenta que ya están preparando la tercera convocatoria, la que se debería celebrar en el mes que resta para el final de liga. Muchos se han quedado sin poder ir por no haberse enterado o por la distancia. Habla Juan de un aluvión de interesados y cree que puede ir a más. “Con el boca a boca y la publicación se va enterando la gente”, afirma.

Si todo va bien, Huércal de Almería será en poco tiempo el epicentro provincial del intercambio de cromos, pues la familia que regenta la papelería de Villa Inés está pensando en hacer un encuentro con vecinos de los 103 municipios para demostrar su pasión por los cromos y por el fútbol. “Queremos una a nivel provincial en el pabellón de Deportes, el proveedor de las estampas quiere participar”, asegura.

No será por falta de gente. Todo empezó con el interés de su hijo Alejandro por el mundo de los cromos. Desde pequeño le ha gustado ese mundo y, de repente, se le iluminó la mente. “Mi hijo Alejandro es un fan, lo vio y siempre ha estado metido en el mundo de las estampas”, confiesa el que es un padre orgulloso. El negocio de los cromos quema sus últimas balas antes de que el fútbol cierre por vacaciones.