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Los gigantes y cabezudos marcan el inicio de cinco días de fiesta en Vera

Feria de San Cleofás

Pasadas las siete de la tarde recorrieron las calles céntricas del pueblo, junto a la Banda de Música

Desfile de gigantes y cabezudos en Vera. / V. Visiedo P.

El miércoles amaneció nublado y a media mañana la lluvia comenzó a caer, débilmente, sobre Vera. Las previsiones de una Feria pasada por agua parece que se cumplen, pero no por ello decaen los ánimos de los veratenses, que llevan desde 2019 esperando para vivir unos festejos como los de antes de la pandemia.

En la agenda, como en cada fiesta patronal de Vera, el desfile de los gigantes y cabezudos marca el inicio de la feria. Es una tradición antiquísima. Y el sol no quiso perdérsela, así que se hizo hueco entre las nubes y volvió a brillar. Aunque se nota que el verano está viviendo sus últimos días y llega el otoño.

El centro del pueblo estaba ya lleno de gente pasadas las seis de la tarde. Todos marchaban en dirección hacia la Plaza Mayor, lugar de encuentro para disfrutar del desfile de los gigantes y cabezudos. En la Casa de la Juventud, a escasos metros del ayuntamiento, los dos gigantes y más de una docena de cabezudos se preparaban para el comienzo del desfile, ataviados ya con sus disfraces y con sus enormes cabezas de cartón piedra en la mano. En la plaza ya estaban los miembros de la Banda Municipal de Música, mientras en el cielo no paraban de estallar los cohetes anunciadores.

La Banda Municipal de Música de Vera. / V. Visiedo P.

Pasadas las siete, y con el cielo ya pintado de tonos oscuros, daba comienzo el pasacalles. “Hay más gente que nunca”, comentaban algunos de los músicos. Abrían el desfile los cabezudos, que bailaban y saludaban a los presentes en ambas aceras, a diestra y siniestra. Detrás, los gigantes.

Una bruja, un macarra, una reina, un cuervo, un lobo... Los personajes son variados, pero los mismos desde hace décadas. La algarabía de los pequeños, corriendo detrás del desfile, llenaba la tarde de alegría y risas, entremezcladas con los acordes de los pasodobles que interpretaba la banda a sus espaldas. Tras recorrer las calzadas más céntricas, los populares gigantes y cabezudos, tradición muy arraigada en Vera , volvieron a la Plaza Mayor para bailar con todos los presentes durante varios minutos. La plaza rebosaba de gente, entre mayores y niños. Y es que hay muchas ganas de fiesta. Algunos globos de infantiles de personajes de ficción volaban atados a la mano de bebés y pequeños. “Paquito el chocolatero” y otras canciones festivas salían de los tambores, trompetas, clarinetes y demás instrumentos de la banda.

Tras finalizar el desfile, se celebró en el ayuntamiento la recepción oficial de las autoridades, pregonero, Juan Moreno, y reinas y damas del año anterior.

Un desfile que se lleva celebrando al menos 76 años

El desfile de Gigantes y Cabezudos de Vera se llevaba celebrando, al menos, desde hace 76 años. Según el archivero, Manuel Caparrós, vecinos con buena memoria suponen que debió de comenzar a popularizarse a partir de los años 1945 ó 1946, desde la idea inicial del fotógrafo y vecino don Francisco Ruiz Collado. Otras voces enriquecen el recuerdo afirmando que fue en el año 1940 cuando algunos miembros de la familia Ruiz de Vera rescataron del altillo del ayuntamiento los dos gigantes que aún se conservan, encontrándolos en muy mal estado.

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