Las farmacias rurales se convierten, junto a los bares, en imprescindibles en Almería
Despoblación
Almería tiene 330 farmacias y más de la mitad se reparten por la provincia
Benitagla y Beires son los únicos municipios que no tienen este servicio esencial para frenar la migración
Fórmula contra la despoblación: servicios básicos a una distancia máxima de 30 minutos
Almería/El fenómeno de la despoblación cada vez preocupa más. La migración de la población hacia las zonas de costa de la provincia de Almería abandonando las poblaciones del interior es un fenómeno social que lleva ya décadas manteniéndose de forma constante y paulatina.
Para frenarlo y revertir esta situación, instituciones como la Diputación Provincial o la Junta de Andalucía vertebran diferentes herramientas que terminen de convencer a los almerienses, sobre todo los más jóvenes, para que se queden en sus pueblos: más oportunidades laborales, más servicios básicos y de ocio, cajeros automáticos... Son algunos de ellos.
Y a ese respecto lugares como las farmacias se han convertido con el paso de los años en unos de los bastiones para drenar esta sangría migratoria. Y es que el farmacéutico es el sanitario más cercano al ciudadano. Una situación que se hace más visible en los pequeños municipios donde puede convertirse en el único profesional accesible del entorno rural.
La Red Castellano-Manchega de Desarrollo Rural (RECAMDER) y la Federación de Empresarios Farmacéuticos de Castilla-La Mancha (FEFCAM) han presentado hoy el “Decálogo de razones que explican por qué la farmacia rural es imprescindible”. Se trata de un documento que pretende llamar la atención sobre el papel fundamental llevado a cabo por las boticas rurales en el desarrollo económico de los pueblos y para luchar contra la despoblación.
Unas conclusiones que se pueden extrapolar a la perfección a la provincia de Almería que cuenta con unas 330 farmacias de las que más de 200 están repartidas por los núcleos de población menos poblados y que también dan servicio a los vecinos de los dos únicos pueblos de la provincia que no cuentan con estos espacios sanitarios tan imprescindibles: Beires y Benitagla.
El primer punto del decálogo destaca cómo estas boticas aseguran el acceso a medicamentos y servicios de salud esenciales en zonas remotas, añadiendo que “sin esta accesibilidad, la población rural enfrentaría dificultades significativas para obtener tratamientos necesarios”.
Otros puntos de este manifiesto resaltan la atención personalizada y la continuidad de los cuidados que prestan los farmacéuticos comunitarios rurales, así como los servicios de guardia y la atención fuera de horario. Además, los farmacéuticos rurales realizan con frecuencia desplazamientos para la entrega de medicamentos de dispensación hospitalaria a domicilio, especialmente para pacientes vulnerables o con movilidad reducida.
El decálogo también subraya la necesidad de “reconocer el papel sanitario esencial de la farmacia rural para que reciba el apoyo y recursos necesarios que le permitan continuar operando de manera efectiva”.
Por último, otro punto a favor de la farmacia rural que destaca el decálogo es su contribución para reducir las desigualdades en salud entre las áreas urbanas y rurales. Así, “garantiza que las personas en los pueblos tengan acceso a los mismos recursos y servicios sanitarios que en las ciudades”.
No en vano, junto a los bares, se convierten en servicios imprescindibles para fijar la población y generar cohesión social ya que son puntos de paso diarios para muchos vecinos, que en el caso de los municipios más pequeños, tienen una avanzada edad. En definitiva, en estas boticas la relación con el paciente es tan cercana que no sólo se conocen los problemas de salud, sino que los usuarios comparten sentimientos y necesidades. Se les escucha y se les dedica su tiempo, de ahí que entre profesional y paciente se cree un fuerte vínculo.
La película documental ‘La boticaria romana’ trata el tema
En relación con la situación de la farmacia rural, en próximas fechas será estrenada la primera película documental sobre la realidad de las boticas rurales, “La boticaria romana”, producida por la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), en colaboración con Cinfa. Esta película cuenta, a través del testimonio de sus protagonistas, cómo las boticas rurales impactan en la vida de las personas e inciden en su mejoría.
La cinta ha sido dirigida por Ander Duque, académico de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y cineasta con más de medio centenar de títulos relacionados con la salud, muchos de ellos premiados.
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