Ayuntamiento y Diputación organizan un taller de costura del traje de mojaquera
Trajes típicos
Arrancará el martes día 15 y será por las tardes en el Centro de Usos Múltiples La Fuente
De mármol blanco en honor a la esforzada mujer mojaquera
El Ayuntamiento de Mojácar, en colaboración con Diputación, ha organizado un taller de indumentaria histórica, donde se podrán confeccionar el típico traje de mojaquera. La iniciativa arrancará el día 15, se impartirá por las tardes en el Centro de Usos Múltiples La Fuente y la monitora del taller correrá a cargo de la institución provincíal y el consistorio local asume el plisado de los refajos.Los interesados/as se pueden poner en contacto con el Área de Cultura (674 784 191 o en su página web.
El traje de la mujer mojaquera constaba de enaguas; la falda o refajo; el delantal; la faltriquera; la blusa; el corpiño; el mantón; el pañuelo; el calzado y las distintas joyas que servían de adorno a la mujer, como pendientes o collares. Las enaguas eran casi siempre de color blanco, pero también había de distintos tejidos y colores estampados. Tenían como característica ser muy rizadas en su cintura, con el propósito de dar más volumen a las faldas. Estaban adornadas con bordados y encajes muy elaborados.
El refajo se colocaba sobre las enaguas. Solía tener fondo oscuro, de tonalidades fuertes, casi siempre en negro, azul marino o granate, con rayas horizontales de diversos colores. Se adornaba en los bordes, siguiendo el dibujo paralelo al dobladillo. El tejido era de lana, fabricado en los telares del pueblo, y también sus bordados Se colocaba anudado a la cintura debajo del corpiño, que sujetaba el plisado recogido en la cinturilla de la falda.
El delantal iba sobre el refajo principal exterior. Era de tonos claros, cubriendo toda la parte delantera y rodeando media cintura. El largo llegaba prácticamente hasta el dobladillo de la falda, quedando a pocos centímetros del mismo. Se adornaba con bordados hechos al deshilado y no solía llevar bolsillos. Remataba en su borde inferior con grandes puntillas de encaje.
La faltriquera suplía la ausencia de bolsillos. Consistía en un bolso plano con abertura horizontal o vertical, dotado de cintas cosidas en los extremos de su parte superior, con las que se sujetaban a al cintura. La blusa era de fino algodón blanco o de batista, con cuello cerrado a la caja, botonadura delantera, mangas de farol a la altura del codo en verano y largas en invierno. Estaban bordadas o incrustadas de encajes y sobre ella se colocaba el corpiño, de color oscuro casi siempre, preferentemente negro. El mantón era como el de Manila, se llevaba sobre el corpiño y era de seda o de otros tejidos.
El pañuelo ha sido la prenda que más influido en la fama de este traje típico, pero no se empleaba en el traje de gala. Se llevaba sobre la cabeza y llegaba hasta las rodillas.
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