La albojense Plaza de San Francisco, eufórica tras la cuarta Eurocopa de España

Es imposible describir el sentimiento que recorrió la Plaza de San Francisco durante la noche del pasado domingo cuando España, realizando un juego magistral, logró lo que ninguna otra selección ha logrado antes, conseguir su cuarto título europeo. Más de 1000 vecinos y visitantes de Albox fueron testigos de tamaña hazaña gracias a la pantalla gigante que el Ayuntamiento local instaló en la emblemática plaza para seguir a lo grande la odisea de la selección española.

Hasta 650 sillas se instalaron en la Plaza de San Francisco para acomodar a la afición española del municipio, pero pronto quedó claro que el consistorio había subestimado la admiración que esta localidad almeriense siente por este equipo de estrellas que no ha dejado de darnos alegrías desde que Luis de la Fuente los convocó para ser parte de la Historia de nuestro fútbol. Multitud de vecinos siguieron la final de la Eurocopa en pie, llenando cada hueco disponible en la plaza y, cuando tampoco esto fue posible, se instalaron en los alrededores, en cualquier espacio desde el que fuera posible ver a "La Roja".

En su camino a lo más alto, España derrotó a cuatro campeonas del mundo: Italia, Alemania, Francia e Inglaterra; consiguió siete victorias en siete partidos, marcó quince goles, más que nadie en una Eurocopa y todo sin una sola tanda de penaltis. No es posible pedir más a este equipo de jugadores que ha puesto en pie a media España.

Tras una primera parte en la que ninguno de los dos equipos parecía imponerse al otro, algo pasó en el vestuario que hizo que las piezas encajaran y nada más pisar el césped durante el segundo tiempo, un maravilloso Nico Williams nos puso por delante en el marcador tras una brillante asistencia de Lamine Yamal. Lo que siguió al primer tanto del partido fue un asalto sin parangón a la portería inglesa que mantuvo en vilo a toda la grada.

Los ingleses, no obstante, volvieron a hacer gala de su instinto de supervicencia con un castañazo de uno de los suplentes, Cole Palmer, que rozó en un tobillo de Zubimendi para ponérsela imposible a Unai Simón. El Estadio Olímpico de Berlín vibró con los rugidos de los 50.000 ingleses presentes (a proporción era de cuatro a uno con los españoles) tras el empate; pero esta España no se arruga por nada, el vasco Oyarzabal aprovechó la ocasión dibujada por Cucurella y marcó el tanto de la victoria a pocos minutos del final.

Todo Albox y toda España recordará sin duda esta obra maestra del fútbol europeo.