Tribuna Económica
Carmen Pérez
“I n Gold We Trust”
No pasa desapercibida cuando uno se acerca a Adra. Se otea en el horizonte. Sirve como un punto de referencia. Ahí está. Es la Torre de los Perdigones, el emblema de la ciudad de Adra. Fue construida para la fabricación de perdigones y formaba parte de la Fundación de San Andrés, levantada en 1822 por la Casa Rein y Cia. En la Torre se elaboraban perdigones obtenidos del enfriamiento del plomo derretido, que se dejaba caer desde su parte más alta. Fue cayendo en decadencia a partir de 1840 debido al agotamiento de las minas de plomo de la Sierra de Gador pero con el paso del tiempo se ha convertido en un icono turístico para esta ciudad de la comarca del Poniente y puerta de entrada a la provincia desde el oeste.
De hecho, representa todo un símbolo para Adra, siendo frecuente su reproducción en logotipos, carteles, etc., alusivos a la ciudad. Actualmente es la sede de la oficina de información turística.
Sus medidas, pese a no son imponentes, sí que marcan el skyline de la ciudad, en la que predominan casas de planta baja. Tiene una altura de 45 metros y unos 7,5 metros de diametro. En su interior tiene un pozo de otros 12 metros de profundidad. Antes de la reforma efectuada en 1984, tenía una escalera de caracol con escalones de piedra, adosada a los muros.
En la espigada estructura pueden observarse tres tramos: el primero es de mamposteria con revoque de mortero de cal; el segundo es de ladrillo visto y, al iqual que el primero , tiene forma de tronco de cono. El tercero y último es de forma cilíndrica y en el había un pequeño horno para fundir el plomo del que se hacían perdigones. Tiene cinco huecos en altura que formaban cuatro plataformas , con balcones a los cuatro vientosy sus correspondientes barandas de hierro.Los balcones eran de madera y servían para regular el paso del aire que enfriaba los perdigones en su caída.
A este respecto hay que incidir en este proceso para entender la idiosincrasia de este gran torreón. A finales del siglo XVIII a William Watts, un fontanero de Bristol, se le ocurrió que sería buena idea fabricar perdigones tirando plomo fundido desde lo alto de una torre. Por ello decidió añadir varios pisos a su propia casa, hizo agujeros en el suelo de cada piso y en el bajo puso un tanque con agua. El método resultó ser mucho más barato y rápido que el utilizado hasta entonces y los perdigones eran de mayor calidad porque eran más redondos. Así empezaron a utilizarse estas torres por toda Europa y Adra fue una de las ciudades escogidas para levantar esta gran estructura.
Desde el Ayuntamiento se sigue trabajando para mejorar su puesta en valor y hace unos meses, el alcalde de Adra , Manuel Cortés, anunciaba que su equipo de Gobierno iba a dar "un impulso definitivo" a los trabajos necesarios para posibilitar la apertura al público de los refugios antiaéreos situados en el subsuelo de la Torre de los Perdigones", con el objetivo de "poner en valor este singular espacio de interés histórico-cultural, convirtiéndolo en foco de atracción turística".
Entre las actuaciones destancan la adecuación del suelo, un sistema de iluminación y la recuperación del foso de la Torre de los Perdigones . Según ha subrayado el alcalde "todos los trabajos que se acometan se ejecutarán respetando la importancia histórica de los refugios y la galería, conservando todos los elementos que componen este entramado subterráneo y desde la perspectiva de la difusión cultural del patrimonio de nuestro municipio, del que podemos sentimos orgullosos". Las galerías de la antigua Fundición de San Andrés y los refugios de la Guerra Civil se encuentran situadas bajo la Torre de los Perdigones. Estas galerías unían el exterior de la fábrica con la base de la Torre de los Perdigones, donde un foso con agua enfriaba por completo los plomos.
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