‘La Mojaquera’ y su escultora se reencuentran después de 35 años
Escultura
María Ángeles Lázaro Guil visita la escultura que esculpió con mármol blanco de Macael, en 1989
María Ángeles Lázaro Guil, con una de sus obras, ‘La Mojaquera’, se ha hecho esperar pero finalmente se ha dado. La artista esculpió esta escultura, la más simbólica del municipio, cuando tenía 29 años y ha tenido la oportunidad de recuperar la emoción que le ha producido volver a tocarla con 64 años después de una travesía de 35 de silencio y larga espera, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, y del homenaje a la fuerza y valor de las mojaqueras de entonces.
‘La Mojaquera’ es el homenaje artístico de Guil al “sacrificio y la importancia tan especial que tuvo la mujer mojaquera para el buen desarrollo tanto económico como social de Mojácar”, según declaró la autora en los medios de comunicación de la época. Buscó potenciar la artesanía del mármol de la comarca del Almanzora y acercar el arte al pueblo con este tipo de monumentos públicos.
La autora se desplazó hasta Macael y necesitó cuatro meses de trabajo para dar forma a la obra que esculpió en mármol blanco de la zona, de la cantera Cuéllar. No conocía la comarca del mármol ni había trabajado con este material y lo descubrió con esta creación. Guil compartió su trabajo con el de profesora de dibujo técnico en el instituto Rosa Navarro de Olula del Río y entró en contacto con los marmolistas de la zona que le abrieron muchas puertas y vivió experiencias nuevas.
Guil presentó a una mujer ataviada con el traje típico con el pañuelo árabe entre los dientes y con un cántaro de agua en la cabeza como testimonio de una vida dura y entregada al esfuerzo por mantener la vida familiar, que incluía llevar sobre su cabeza pesados cántaros de agua desde la fuente hasta sus hogares después de subir una empinada cuesta. “Lo más destacado de la obra es la posición del cántaro y su orientación, con la veta que potencia su volumen y la delicadeza de la mano que lo sujeta", según ha confesado la artista.
La estatua se levanta hasta los 174 centímetros de altura y su peso es de una tonelada, presidiendo la Plaza de la Iglesia desde agosto de 1989. Fue inaugurada en plenas fiestas patronales de la localidad en un acto con mucha pompa y numerosas autoridades. Se oficializó con gran solemnidad después de una misa rociera y lecturas de poemas, con la presencia de más de 3.000 personas, según cuentan las crónicas, que acudieron a Plaza Nueva a escuchar un concierto de la conocida cantante Amaya y del grupo bilbaíno ‘Mocedades’, que en su juventud llegó a pasar muchos veranos en Mojácar, siendo convencidos por un amigo de la zona para poner su música al acto.
De forma paralela a la inauguración , la escultora también realizó una exposición en el Castillo de Mojácar que, según cuenta María Ángeles Lázaro Guil, tuvo mucho éxito y vendió muchas esculturas. Guil realizó la obra como ganadora de un concurso de ideas que convocó el Ayuntamiento de Mojácar, con un dibujo en el que confió como una bella representación de la mujer mojaquera y resultó ser la mejor propuestas de las que se presentaron.
Según las bases del concurso, la estatua debía de ubicarse en la Plaza de la Iglesia, como así ha sido desde entonces, a pesar de la opinión y oposición de algunos otros que apostaban por otro emplazamiento. El coste de la escultura fue de 1,5 millones de pesetas (9.000 euros actuales al cambio).
El cariño de los mojaqueros y sus muchos visitantes y turistas que se acercan al municipio han convertido esta escultura en la más conocida y fotografiada del municipio y la han hecho todo un emblema. Guil desconocía la transcendencia de esta obra cuando tenía 29 años y el Ayuntamiento de Mojácar le confió su ejecución como ganadora del concurso de ideas que convocó para homenajear el esfuerzo de las mojaqueras de esa época.
Modelo antes de ingresar en la Escuela de Arte con 12 años
María Ángeles Guil tomó relación con las Bellas Artes como modelo de Francisco López Burgos, Premio Nacional de Escultura, y en cuyo taller consiguió hacerse un hueco. A los 12 años ingresó en la Escuela de Arte de Granada y más tarde estudió Bellas Artes en Sevilla. Cruzó el charco y realizó un máster de escultura monumental y urbanística en la Universidad Autónoma de México en 1984, donde trabajó con Mathías Goeritz. Sus obras y su trabajo le han llevado por muchos países y está muy valorada en Francia, Israel, Italia o México como artista vanguardista andaluza y autora de importantes obras de arte público de su generación. Está instalada en Guadix, en cuya catedral ha realizado las esculturas de su fachada y allí conoció al acuarelista Julio Visconti, hijo predilecto de Roquetas de mar.
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