La villa de Mojácar la Vieja podría haber tenido solo un siglo de vida
HISTORIA
Los arqueólogos manejan la hipótesis de que el asentamiento surgiera a mediados del siglo XII
La inestabilidad de la ladera pudo ser una posible causa para su abandono
El yacimiento de Mojácar la Vieja, antiguo asentamiento de la localidad, sigue guardando un sinfín de misterios y enigmas. No obstante, poco a poco los trabajos arqueológicos que se realizan desde hace dos años cada verano empiezan a arrojar algo de luz. Ayer, el profesor José María Martín Civantos y el resto del equipo de MemoLab (Universidad de Granada), presentaron los resultados preliminares de la campaña de 2019.
La conclusión más sorprendente de estos trabajos es que, probablemente, el asentamiento de Mojácar la Vieja tan solo tuviera una vida de un siglo. Tras retirar en julio toneladas de tierra y estudiar las estructuras existentes y restos cerámicos, de metales y óseos, la hipótesis es que el asentamiento original sea de mediados del siglo XII, en periodo almorávide.
Teniendo en cuenta que la villa habría sido abandonada de forma programada en la mitad del siglo XIII, tan solo habría tenido unos cien años de vida. No obstante, “una vida corta pero intensa”, puntualiza Civantos.
Para llegar a esta conclusión, los arqueólogos usaron unos agujeros encontrados en algunas viviendas en la zona de acceso al recinto amurallado. Eran perforaciones accidentales producidas por la caída de muros. Profundizaron en ellos en busca de los estratos más antiguos y llegaron hasta la roca madre. En su camino encontraron una importante cantidad de cerámica en muy buen estado, lo que indica que probablemente hubiera algún suceso catastrófico que obligase a abandonarla repentinamente y construir encima de las estructuras antiguas. Esos restos encontrados sitúan, sin apenas duda, la fundación del asentamiento en el siglo XII.
Esos materiales fundacionales junto con los arreglos que se aprecian en otras estructuras, como en las torres de acceso al recinto amurallado, hacen pensar a los historiadores que el terreno era inestable, lo que producía derrumbes. “En la torre-puerta se aprecian tres fases constructivas distintas, la última de cutre, con una fábrica de poca calidad”, explica Martín Civantos. Eso habla de que se hubo de reconstruir apresuradamente.
Una ciudad abandonada
El año pasado concluyeron que el abandono del asentamiento para instalarse en la actual Mojácar podría tener razones defensivas, pues el cerro actual ofrece una mejor visión del territorio y del mar, y es más propicio para la defensa. Ahora, no abandonan esa explicación, pero le suman la posibilidad de que la inestabilidad del terreno hiciese necesario abandonar el lugar en busca de una mejor superficie en la que construir la ciudad. Una teoría que, a parte de por lo ya mencionado, se sustenta en la aparición de contrafuertes para sujetar la ladera.
En la campaña de excavación de julio de 2019 participaron más de 100 personas, entre estudiantes, equipo de Memolab y voluntarios. El objetivo fue continuar el trabajo comenzado un año antes en dos sectores principales:la zona alta, donde había un inmenso aljibe y el castillo; y la zona de acceso al recinto amurallado, donde encontraron una torre-puerta y viviendas de la guardia.
En la parte alta se han localizado distintas estancias pavimentadas, en las que se aprecia que han tenido varios usos a lo largo de su existencia. En ellas hallaron un horno, alacenas y material cerámico y restos animales (ovejas, cabras, gallinas, conchas...). En los últimos días de excavación también descubrieron una gran entrada monumental al castillo, que deberá ser excavada el próximo año para conocer más detalles.
En la zona inferior, el objetivo era determinar cómo era el acceso al recinto amurallado. Aquí el pasado año se descubrió una torre-puerta. Ahora, los expertos saben que no solo existía una, sino dos torres en el acceso a la muralla, fabricada en su base con sillarejo y luego de tapial con una cáscara de cal bastante dura que aún se conserva en buena medida.
En ese acceso a la villa se puede apreciar aún parte de la escalinata y la rampa que atraviesa la muralla. “Podemos decir que se podrá acceder al recinto por el mismo sitio que hace siete siglos”, comenta uno de los arqueólogos.
Retos de futuro
De cara al futuro, la excavación se enfrenta a varios retos. El primero, la conservación. Hicieron mucho hincapié en la necesidad de una actuación integral para preservar el yacimiento.
El segundo reto es administrativo y de gestión: hay que presentar ante Cultura un proyecto a seis años vista para saber qué se hará y cómo. ¿Habrá un museo en Mojácar? ¿Cómo se conservarán y podrán en valor los restos? Un trabajo que comienza ahora y que debe llevar a Mojácar la Vieja a un nuevo nivel.
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