La Junta actúa ante la amenaza de la oruga procesionaria en los Filabres y Sierra Nevada

Bosques

Este insecto daña los pinos y también supone un peligro para niños y animales

Oruga procesionaria.
Oruga procesionaria. / Anecpla

Cada vez se ven más temprano las hileras de orugas procesionarias cruzando carreteras o bajando por los troncos de los pinos. Especialmente preocupante es la situación en la Sierra de los Filabres de Almería y Sierra Nevada, donde existen enormes superficies de pinos que podrían estar en peligro por culpa de esta oruga, que supone s una de las mayores amenazas para las masas forestales de pinos en la provincia de Almería.

La oruga procesionaria se alimenta de las acículas de los pinos durante la noche. La alimentación es muy activa durante el último estadio, provocando fuertes defoliaciones. Eso impide el correcto establecimiento de repoblaciones, el debilitamiento y retraso en crecimientos y un enorme impacto paisajístico, pues devalúa el valor estético y paisajístico del monte.

Está considerada una de las plagas más importantes en el ámbito andaluz, tanto por su repercusión social como por la gran superficie potencial de actuación que tiene. Ocasiona grandes perjuicios, tanto de forma directa como indirecta.

El cambio climático está provocando que cada vez aparezcan más pronto. Solían comenzar a verse en marzo, con el final del invierno, con su eclosión definitiva en abril. Pero, últimamente son más frecuentes en pleno invierno. Basta dar un paseo por los Filabres para ver cientos de nidos sobre los pinos.

Por ello, la Junta de Andalucía ha comenzado a actuar de forma preventiva, en concreto con actuaciones en 200 hectáreas en los Filabres y Sierra Nevada. En concreto ha actuado en Olula del Río, la Casa Forestal de Abla y la carretera de subida a Ohanes, según han detallado fuentes de la Delegación de Medio Ambiente.

"El Plan de Seguimiento de la Procesionaria está activo y participa no solo la Consejería de Medio Ambiente, sino también otros departamentos de la Junta de Andalucía. Este año, conscientes del problema existente hemos retomado los tratamientos contra la procesionaria que llevaban un tiempo sin producirse y esperemos que den resultado", según asegura a Diario de Almería el consejero de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, en su visita este lunes a Garrucha. Así, añade que "el plan de seguimiento nos hace estar vigilantes para poder actuar con la mayor celeridad posible".

Un peligro para animales y niños

Las orugas de procesionaria a partir del tercer estadio son urticantes para el hombre y los animales. Sus pelos poseen forma de arpón que al clavarse y romperse en la piel inoculan la thaumetopoeina, que es una sustancia histaminoliberadora que causa un vivo dolor seguido de gran comezón y de la aparición de un eritema y ronchas de urticaria. Las lesiones aparecen tras un corto periodo de latencia (unos 30min), y tienen una duración media de 26 horas. También pueden originar conjuntivitis, rinitis, y alergias respiratorias.

Pero en casos extremos, pueden provocar incluso la muerte en menores. También en los animales, especialmente los perros, ya que los gatos son más precavidos y no suelen acercarse. Al ingerirla produce la necrosis de la zona de contacto, por lo que es habitual que el perro pierda parte de la lengua. Si se la traga, puede producir la necrosis del aparato digestivo y, por tanto, la muerte.

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