Réquiem por un olmo centenario

Terque

Los habitantes del municipio ven ahora la “plaza sola” tras su marcha

Adiós al árbol centenario de Terque
Momento de la retirada.
Carlos Javier Lillo

30 de julio 2023 - 06:00

Las elecciones se olvidaron pronto en Terque. El municipio amaneció la mañana del lunes con la retirada de su árbol centenario, que se fue apagando poco a poco. Una noticia que se fue replicando poco a poco por los vecinos y que sí, era cierta.

La historia de su olmo es también la historia de un municipio que ha ido creciendo a su sombra. Un árbol que ha visto pasar los mejores y peores momentos de la humanidad, que ha sufrido en la crueldad de la guerra y se ha puesto mascarilla con la incertidumbre de la pandemia. Siempre estuvo ahí, como un vecino más, testigo de las idas y venidas de uno de esos municipios que ha perdido habitantes con el paso de los años. Del millar amplio hace ochenta años a los apenas trescientos, aproximadamente, que hoy siguen en esos municipios que un escritor acertó en definir la ‘España Vaciada’.

El olmo tenía problemas. Una alarma que llevaba ya dos años sin dejar dormir a todos los que se criaron bajo su sombra. El Ayuntamiento dio la voz de alerta en junio de 2021. “Desde el principio nos dijeron que era grave, no había muchas esperanzas”, explica el exalcalde del municipio, Nicolás Ayala.

La copa del árbol fue una de las más afectadas. Las hojas fueron cayendo poco a poco, previsiblemente por un hongo, pero los expertos no daban con los motivos. El envejecimiento del árbol motivó durante años los tratamientos durante primavera y verano para evitar un desenlace que se ha acabado produciendo.

Durante décadas, los habitantes del pueblo jugaron en el lugar. Era el centro de la vida. Los más pequeños se colaban en él a través de un inmenso agujero que tenía en el centro. Un olmo que data, al menos, de 1781, según los testimonios que aún hoy perviven. Los vecinos sienten que le han quitado un trozo de su esencia. “Estábamos acostumbrados y ahora nos falta algo”, asegura Luis Cortés, que ve solitaria la plaza desde su panadería artesanal.

La tradición era pasar los días ahí, encontrarse en el refugio de la sombra. “Hay que decidir qué hacer con la morfología de la plaza”, cuenta Ayala, que da una pista. “Hay una rama grande que está bien y se va a guardar para hacer algún tipo de recuerdo”, confiesa. Lo habló con Daniel, el nuevo alcalde, el mismo día de la retirada.

Una vez que se nos ha secado, no podíamos aguantarlo”, confiesa Daniel Herrada, que se ha estrenado en el cargo con una difícil decisión, la de acabar con un emblema del municipio. “El árbol se decidió aguantarlo por un informe técnico en el que no había peligro”, explica Ayala, que cuenta con nostalgia aquellos momentos en los que nada hacía temer que el municipio se quedara sin su insignia.

Hemos nacido, corrido, paseado y bebido cerveza bajo el árbol”, recuerda Herrada, que explica que la retirada se decidió cuando ya no quedaba más remedio, cuando los vecinos corrían peligro. “La plaza es la vida del pueblo y había peligro para los vecinos”, recalca Ayala.

Ahora, como quién pierde una parte de su esencia, hay que decidir qué hacer para ocupar la ausencia que deja, con el temor de que nada vuelva a ser lo mismo, tanto en lo sentimental como, en lo no menos importante, económico. El olmo era parte de la memoria imborrable del municipio pero también un atractivo turístico. “Tememos que gente no venga”, explica Cortés mientras atiende a sus clientes. “Nos conocían por el olmo”, recuerda.

La vida en el municipio ya no es la misma desde el lunes. “El hueco se quedará tapado por lo pronto”, defiende el primer edil, que promete algún tipo de homenaje para un vecino ilustre. Su predecesor pide otro olmo en su lugar. “Si no vemos la sombra nosotros que lo vean nuestros descendientes”, defiende. Aunque un nuevo árbol llegue, nada volverá a ser igual.

En YouTube hay un vídeo que guardará para siempre los momentos previos a la retirada. “Ya se fue”, titula el autor de las imágenes, en un nombre que es, también, una sensación. Sus primeros recuerdos se guardan como un tesoro en manuscritos de hace siglos y sus últimos se almacenarán en la nube, compartidos en los perfiles digitales de los vecinos que le han visto día a día.

Terque comienza a despertar y los vecinos, a asimilarlo. Habrá un nuevo olmo o un memorial pero no habrá sucesor a la altura de los recuerdos. Mañana se cumplirá una semana del momento inevitable del adiós y tanto antiguo como nuevo alcalde coinciden en que nada podrá reparar su ausencia.

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