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Los libros, como todo en la vida, tienen su momento. No sé cuantos años llevaría ese libro en mi casa, pero ha sido esta semana en la que me ha dado por leerlo. Las últimas banderas, de Ángel Mª de Lera, Premio Planeta de 1967.
La novela cuenta los últimos días de la Guerra Civil, desde el momento que, ante la inminente derrota del bando republicano, el coronel Casado constituye la Junta. Es la visión de los derrotados, de cómo viven esas jornadas de incertidumbre ante lo inevitable. Unos con la esperanza de que se les permita salir del país sin represalias, otros con el convencimiento de que no se puede entregar Madrid y hay que seguir la lucha hasta el final, la mayoría con el miedo de lo que se les venía encima por haber luchado y defendido la Republica. Todos con el cansancio, la tensión, el miedo y el deseo de que terminase de una vez por todas la guerra que, treinta y dos meses después, había destrozado el país y a cada uno de ellos.
Ahora puede ser una novela más de las muchas que se han escrito sobre la contienda, pero en su momento, en pleno régimen franquista, fue toda una sorpresa su publicación y el galardón recibido. Además la biografía de su autor, comandante del Ejército Republicano, que vivió los momentos que se narran en la novela, encarcelado tras la contienda y crítico con el régimen, no ayudaba para que viese la luz. Si les soy sincero, me parece más interesante la historia que se esconde detrás de libro que la historia que cuenta, porque pone en valor a los escritores comprometidos, a los editores valientes y la importancia que la literatura ha tenido en el desarrollo de las personas y las sociedades.
Pero lo que más me ha sorprendido de esta lectura, ha sido que cada vez que cerraba el libro y escuchaba las noticias, me daba la impresión de que el tiempo, a pesar de los casi 80 años del final de la guerra, no ha pasado y las similitudes, si me lo permiten, salvando las distancias, son por lo menos curiosas, pero que nos deberían dar que pensar. Estamos gobernados por una débil coalición de izquierdas, formada por una gran variedad de partidos e ideas políticas, unidos solo con el único propósito de sacar a la derecha del poder, que se revuelve en sus asientos por que consideran inmoral e injusta la forma en la que los han obligado a salir del Gobierno. Una situación muy parecida, repito, salvando las distancias, a cuando en el 36 la izquierda se agrupó en el Frente Popular y llegó al gobierno, siendo el inicio de esa guerra, que aún sigue haciendo sangrar las heridas. La situación en Cataluña, con unos poniendo lazos y otros quitándolos, con unos pidiendo la libertad de los presos políticos por defender sus ideas y otros clamando justicia contra los golpistas que quieren romper la unidad de España, podría ser una de las tramas del libro al que hago referencia. Unas banderas que han cambiado de colores, pero que vienen a defender las mismas ideas contrapuestas que en aquellos momentos se debatían, la precariedad del trabajador, las diferencias sociales, el apoyo a las grandes industrias, la corrupción y el servilismo de nuestros políticos, el acoso a la monarquía, la invitación a la revolución, los problemas en la educación y la sanidad, la falta de libertad para expresarnos.
La Ley de la memoria histórica y la exhumación de la figura de Franco ha despertado a una parte de la ciudadanía y, lo más preocupante, a un grupo de militares, minoritarios y en la reserva, que han provocado imágenes que no desentonarían en ninguno de los capítulos del libro y que nos traen la enseñanza de que historia solo hay una, pero interpretaciones de ella millones. Y la peor de las similitudes es que son siempre los mismos los que pagan, padecen y observan resignados la ineficacia y el orgullo de nuestros políticos, incapaces de ponerse de acuerdo y de trabajar en beneficio de todos.
Y termino con la reflexión que De Lera, en boca de su protagonista, hace en su libro "¿Y cuando se vence o se es vencido de verdad? En lo más alto quedan siempre las banderas de la esperanza, madre. Son las últimas que nos dan y ¿quién será capaz de abatirlas definitivamente? ¡Nadie, nadie, madre! Nada sucede en vano ¿comprendes? ¿Qué importa lo que me pueda pasar a mí?"
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