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Amenos de dos semanas de las elecciones, la situación ha cambiado de nuevo y los gobiernos europeos, en su mayoría poco partidarios de Trump, empiezan a hacerse a la idea de que el rubio y agresivo político republicano puede triunfar el dia 5.
Su contrincante, la demócrata Harris sigue delante en casi todos los sondeos a nivel nacional. Casi insignificantemente pero delante. Sin embargo, como es sabido, el ganador del voto popular, uno que obtenga 79 millones de votos frente a 76 de su rival- en el país vienen votando unos 155 millones de personas-puede perder las elecciones a pesar de haber conseguido unos 3 millones más de papeletas. Es lo que le ocurrió a Hillary Clinton frente a Trump en 2016. Logró más votos y perdió, de convertirse en la mujer más poderosa del mundo pasó a ser un recuerdo.
La razón de esta para nosotros anomalía es la peculiaridad del sistema electoral . La elección es indirecta. Los votantes escogen, dentro de cada estado, a 538 delegados que elegirán al presidente entre los candidatos presentados. Como el que gana en California se embolsa los 54 electores de ese Estado y el que lo hace en Tejas hace lo propio con los 39 que tiene asignados, el de Pensilvania con sus 19, etc…y dado que es sabido que California y Nueva York van a votar demócrata y Tejas y Florida republicano, la elección se decide desde hace décadas en los estados balanza, es decir en aquellos que en las últimas convocatorias han venido oscilando entre los dos grandes partidos.
En este comicio esos estados, oscuros objetos del deseo y en los que en estos días batallan intensamente Harris y Trump, son siete : Pensilvania, Carolina del norte( 16 electores), Georgia (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada ( 6). El hecho significativo es que el entusiasmo que despertó la candidatura de Harris se ha encogido y si hace un mes los pronósticos le daban ganadora en 6 de esos siete estados ahora en encuestas serias sólo le dan ventaja en 3 y otros sondeos apuntan a que podría perder en los siete. Aunque hay sondeos tendenciosos la derrota en los siete sería la hecatombe para los demócratas. Otra mujer que está a punto de hacer historia con mayúscula y transitaría a no entrar ni en las notas a pie de página de los libros.
Estados Unidos es un país, a semejanza nuestra, totalmente polarizado y la prensa tiene su corazoncito. Las encuestas en el New York Times, Washington Post, New Yorker, CNN.., es decir, los progres, favorecen levemente a Harris, menos visiblemente que sus titulares, es cierto, que son muy antitrumpianos y Fox o el Wall Street Journal dan favorito a Trump.
La repentina y visible alarma en las huestes demócratas se nota en las advertencias que se dirigen a Kamala Harris. Muchos medios apuntan que el voto latino y el negro es decididamente demócrata, pero la diferencia ha descendido. Los latinos votaron en 2020 dando una ventaja a Biden sobre Trump de 39 puntos. Ahora parece haber pasado sólo a 19. El porcentaje de los negros también habría disminuido. Lo que significa que la señora Harris tendría que pescar más en un caladero favorable a Trump, el de los blancos sin título universitario que son los que en los estados mencionados pueden inclinar la elección por ser el grupo de votantes más nutrido. Es un segmento de la población en el que hace mella el patriotismo que algunos identifican con el “Hagamos grande a América de nuevo” que pregona Trump y que hace asimismo tilín a hispanos y negros.
El resultado, con todo, pude jugarse en el valor que el votante concede a cuatro temas. Los utilizados por Harris, la libertad total para abortar y el miedo a los impulsos autócratas de Trump y los enarbolados por el republicano que pueden ser más decisivos de lo que imaginamos en España. Uno es la economía, la subida del coste de la vida. Análisis solventes, que Trump explota, señalan que los americanos jóvenes se percatan de que van a vivir con ingresos inferiores en 40% a los de sus padres. Otro es la emigración, en varios de los años de Biden unos 3 millones de ilegales han sido detenidos en Estados Unidos. Trump, demonizando a los emigrantes, ha prometido medidas, a veces demasiado drásticas, para frenar esto y el mensaje restrictivo tiene eco incluso en los hispanos lo que ha hecho que Harris endurezca su postura sobre el asunto. La sociedad se cuestiona si la acogida a los que huyen de cualquier cosa debe estar siempre en el DNA de los Estados Unidos.
En el tablero internacional, Israel, su lobby, Marruecos, Arabia saudita y ciertamente Putin, que ya incordia arteramente en las redes sociales, votarán por Trump, los ucranianos lo harán decididamente por Harris pensando que el republicano los puede abandonar . Para nosotros y aunque Stoltenberg, capitoste de la Otan, manifieste que Trump ha dado mensajes claros defendiendo ese pacto defensivo, el triunfo del lenguaraz es más inquietante que el de Harris. El ya anunció que le importa un pimiento lo que ocurra con los “gorrones” de la Otan. Entre ellos están, Bélgica, el Canadá de Trudeau y la España de Pedro Sánchez. Trump es un bocazas pero en lo de los gorrones no se engaña. Último dato : las casas de apuestas apuestan hoy claramente por Trump. Yo no sé.
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