¡¡No pasarán!!

La tribuna

10385264 2025-01-12
¡¡No pasarán!!

12 de enero 2025 - 03:10

Aquella gélida tarde del 14 de octubre de 1.977 en el Congreso de los Diputados se debatía en sesión extraordinaria la primera proposición de ley de las nuevas Cortes de la democracia española presentada por el Partido Comunista de España(PCE) .Un silencio espeso , las miradas fijas en la tribuna de oradores donde las palabras de Marcelino Camacho resonaban en el hemiciclo reposadamente como un salmo de reconciliación y expiación de paz y perdón; ”nosotros, precisamente los comunistas que tanto hemos sufrido , hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores y queremos abrir una nueva vía de paz y libertad. Queremos cerrar una etapa y queremos abrir otra. Nosotros estamos resueltos a marchar hacia adelante en esa vía de la paz. Nuestro deber y nuestro honor exigen un voto unánime de esta Cámara”.

Aquel joven periodista almeriense apenas podía contener la emoción, preparaba con dedos temblorosos una nota para la posible intervención de Adolfo Suárez. Los aplausos y los vítores retumbaban las cristaleras del Congreso, Marcelino Camacho bajaba emocionado las escaleras de la Tribuna, diputados y senadores aclamaban al paso de aquel honrado sindicalista que había colocado una pieza maestra para la futura democracia española. Los diputados se levantaron y salían de sus asientos para estrecharse las manos, Manuel Fraga, Ramón Tamames, Pérez Llorca, Justino de Azcárate, Dolores Ibárruri, Adolfo Suarez, Santiago Carrillo, Felipe González, Gregorio Peces Barba, todos alborozados, conscientes del significado profundo de aquella votación; quedaba aprobada la Ley de Amnistía por la que se perdonaban los delitos políticos y asimismo quedaron sin efecto todos los actos de intencionalidad política tipificados como delitos y faltas cualquiera que fuese el resultado , Algunos presos de ETA salieron de la cárcel. Los españoles se reconciliaban con su pasado cerrando heridas en una ilusionante vía democrática de reencuentro y concordia, la paz fue posible por la voluntad de todos los grupos políticos constituidos democráticamente incluido el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Resulta por ello singularmente patético y depreciable el gesto altivo y retador de María Jesús Montero en su discurso de presentación en Sevilla a la Secretaria General del PSOE de Andalucía; “no pasarán” gritaba delirante, “no pasarán” repetía con ojos fulminantes. Aquella frase devuelve la memoria a la peor tragedia de España en siglos . Montero ha lanzado un escupitajo al honor y compromiso de reconciliación de los que lucharon en ambos bandos, de los que hubieron de exiliarse y de quienes desde dentro del régimen propiciaron juntos un abrazo fraterno. En la total seguridad que no conoce ni le interesa la reciente historia de su propio partido, menos aún la historia de España y su democracia, la ahora candidata del PSOE en Andalucía, echaba paladas de tierra y fango sobre la voluntad de aquellas Cortes que hace cuarenta y nueve años enterraba el hacha maldita que tantas vidas españolas ha segado durante siglos. Sabíamos de la indigencia intelectual de esta explosiva socialista, ahora hemos tenido oportunidad de medir su indigencia moral. Esos gestos, esa lengua soez como burla a los diputados de la oposición, esa teatralidad grotesca encierra la máscara amenazante de una mente fanatizada que solo cree posible prosperar y mantenerse en la nómina abriendo las trincheras con la dinamita del rencor para detener al enemigo; “no pasarán” es una profanación a todo lo que significa la España democrática decidida hacia su destino. Irresponsables estos diputados y diputadas que desentierran los peores instintos guerra-civilistas.

Pero habremos de preguntarnos, ¿quiénes no pasarán?, y para mayor precisión; ¿a dónde habrían de pasar? La intención aviesa de la frase suena a mensaje mafioso contra los diputados y diputadas de la oposición. Montero lanza su grito como embrión y sustancia de su proyecto político para Andalucía y España. Y considera oportuno señalar el deber de los socialistas a construir una barrera capaz de impedir sin límite de costes una alternancia democrática en el Gobierno de España. Habiendo dedicado su entero historial profesional a la medra política, es posible que no haya leído una línea de aquellas jornadas donde militantes y dirigentes del PSOE junto a anarquistas y mineros bombardearon, prendieron fuego, saquearon y asesinaron en tierras asturianas. Y ello porque el PSOE de Largo Caballero se opuso amenazante en 1.933 que la CEDA, el partido ganador de las elecciones pudiera gobernar. Pura memoria histórica que parece desconocer la ardiente candidata socialista y vicepresidenta del Gobierno. Como colofón a este añadido memorístico habría de conocer la sinceridad del arrepentimiento del líder socialista, Indalecio Prieto quien junto a Largo Caballero organizó y financió desde el PSOE aquella insurrección armada contra la II República española Este resumido relato histórico podría ser referencia para reclamar la responsabilidad histórica de estos nuevos dirigentes, diputados/as y miembros del gobierno del PSOE y singularmente la vicepresidenta, en estos momentos cruciales de la democracia española.

De las palabras pronunciadas por María Jesús Montero se habría de deducir que los españoles que votaron libremente a los partidos de derechas, once millones de votos, no podrán jamás alcanzar la gobernación de España. Esa parece ser la misión histórica del actual PSOE en la senda largo-caballerista. Así sería la democracia que anuncia con grito furioso María Jesús Montero y nos retrae a 1.936, a aquella España enfrentada en la guerra más incivil y sanguinaria que pudiera recordar Europa. Se preguntan muchos españoles si el espumarajo verbal y gestual en Sevilla desvela el verdadero objetivo del “año de Franco” que ha iniciado el Presidente del Gobierno. Frente a este desvarío totalitario resulta hoy imposible olvidar a los dirigentes socialistas, sus aplausos, sus comentarios y su plena satisfacción por haber contribuido con sus votos a la senda de la paz y el perdón entre todos los españoles sin exclusión alguna en aquella jornada histórica que tuve el privilegio de presenciar. Ahora cuando la edad avanza y la vida se acorta quiero dejar constancia de lo que ocurrió entonces, satisfecho de haber vivido plenamente estos casi cincuenta años de democracia amparada en la Constitución y el Estado de Derecho , haber conocido una España plural cuestionada en estos últimos años por dirigentes ajenos al sentido de Estado y de la militancia democrática . Imposible ocultar mi orgullo por haber podido narrar en miles de artículos algunas páginas de esta epopeya de reconciliación de todos los españoles.

Me queda al final la duda se saber si la reciente candidata socialista sería capaz de asumir lo que significa una sola línea de este escrito de repulsa a su infame grito. Por cierto, hay noticias verídicas que atestiguan que si pasaron. Una coplilla de Celia Gámez le puede esclarecer esa duda.

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