Carmelo López Carrique

Negacionismo, judeofobia e hipocresía

La tribuna

10084168 2024-12-20
Negacionismo, judeofobia e hipocresía

20 de diciembre 2024 - 03:07

El Holocausto, el intento de la Alemania nazi de aniquilar a los judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial, nunca ocurrió”. Así es como la historiadora Deborah Lipstadt, una investigadora de la Universidad Emory (Atlanta, EE.UU.), describe el principal postulado de aquellos que rechazan la idea de que la Alemania nazi haya aniquilado sistemáticamente a los judíos. Son conocidos como “Negacionistas del Holocausto”. Afirman que los nazis no asesinaron a seis millones de judíos, que la noción de que hubo cámaras de gas para matar masivamente es un mito, y que cualquier muerte de judíos ocurrida bajo el dominio nazi fue resultado de la guerra, no de una persecución sistemática y asesinato masivo organizado por el Estado”, explicó Lipstadt a la BBC. “Algunos incluso afirman que Hitler era el mejor amigo que tenían los judíos en Alemania y que trabajó activamente para protegerlos”, dice la experta. Estas primeras citas las he puesto para que puedan observar cómo actúan los negacionistas para blanquear el holocausto nazi que asesinó a seis millones de judíos y a otros grupos de inadaptados como políticos de la oposición, homosexuales, discapacitados, gitanos, etc. En esta línea de actuación se encuentran determinados personajes del ámbito local de Almería, en relación con ciertas quejas sobre la señalización de las antiguas juderías de nuestra ciudad, colocadas recientemente en diferentes espacios urbanos, negando cualquier existencia de judíos o juderías en Almería; bueno, a excepción de un judío que parece ser el único residente de la ciudad de todos los tiempos. Lo más sorprendente es la cara dura y la poca vergüenza que tienen para contradecir a historiadores e investigadores de renombre en el mundo académico nacional e internacional (no como estos pseudohistoriadores) y permitirse el lujo de negar todo lo publicado por ellos, fruto de su propia arrogancia. No hay nada más mortal que el ego ni más estúpido que el narcisismo. Además, hay que ser hipócrita para luego dar conferencias sobre el judío Maimónides o colaborar con alguna universidad de Israel para traducir cartas de judíos escritas en árabe como es el caso de Jorge Lirola Delgado, que arrastra a otras asociaciones repletas de ignorancia, como él, del mundo hebreo, como son la asociación Amigos de la Alcazaba, entidades sin personalidad alguna que se dejan llevar por un mediocre profesor con aires de grandeza en su imaginaria musulmania. No son interlocutores válidos y, por tanto, deben quedarse fuera, observar y aprender.

Estamos hablando de los judíos sefardíes, la comunidad etnocultural que más tiempo ha estado en la Península Ibérica, más de quince siglos de manera ininterrumpida, incluida Almería, aunque muchas personas cuando se les habla de judíos solo piensen en Toledo. La presencia judía en la provincia de Almería es tan antigua, que hay que viajar en el tiempo hasta la época de dominación romana para saber que ya estaban aquí, desde la lápida de la niña judía de Adra del siglo II-III de la era actual, que hábilmente estudió don Francisco Pérez Bayer allá por el siglo XVIII (y nos la dejó descrita y dibujada, ya que la original, como casi siempre pasa, desapareció misteriosamente y vaya usted a saber el paradero de la misma), pasando por la comunidad judía instalada en el litoral-puerto de Urci y después Bayyana, que investigó a su vez el historiador norteamericano Eliyahu Ashtor (y otros muchos más) en su obra “The Jews of Moslem Spain”, en aquella primitiva estructura urbana romana y bizantina. Ya estaban aquí antes de la dominación islámica, y recuerden que fue eso, una ocupación militar y una dominación en toda regla desde el Norte de África. El Ayuntamiento de Almería ha estado muy implicado y acertado en instalar estas placas de señalización de las juderías medievales, siguiendo las indicaciones del autor del proyecto, para enfatizar de esta forma en la ciudad de las tres culturas, que también lo fue al igual que Toledo, Granada, Córdoba y así la mayoría de ciudades del entorno de Alandalús, y lo escribo así seguido fijándome en la definición utilizada por el Catedrático del Departamento de Estudios Hebreos de la Universidad de Granada don José Martínez Delgado, en su última obra “La Edad de Oro de los judíos de Alandalús”, que por cierto, ha tenido una exposición en el Centro Sefarad Israel en Madrid y recientemente en Jaén. Cuando hablamos de Las Tres Culturas no tenemos que hablar necesariamente de “convivencia”, sí de “coexistencia”, que fue lo que ocurrió en este espacio, claro, cuando el fanatismo religioso no aparecía y exterminaba cuanto tenía a su alrededor, que fue lo que ocurrió a partir de 1157 cuando la ciudad fue reconquistada por los Almohades (integristas-fanáticos), que sumieron a la provincia en el más absoluto desastre, destruyeron la primitiva judería donde hoy está el barrio de Pescadería, hasta que un siglo más tarde los echaron a patadas, espadazos y flechazos (gracias a Dios). En el Libro de Repartimiento de Almería, la profesora Cristina Segura Graiño, Catedrática de Historia Medieval de la Universidad Complutense de Madrid, autora del trabajo de adaptación del citado Libro, cita hasta en dieciséis ocasiones las casas de la judería. Así mismo, detalla muy bien la demarcación urbana de la Colación de Santiago, parroquia donde se encontraba ubicada la judería desde el siglo XIII hasta finales del siglo XV, momento de la expulsión: Desde la Plaza del Juego de las Cañas (actual Plaza de la Constitución) pasando por la Calle Real de Pechina (Calle de las Tiendas) y otras colindantes hacia arriba (Plaza Marín), porque hacia abajo ya pertenecía a otra parroquia, hasta las proximidades de Puerta de Pechina. En ningún momento se advierte que haya “una única calle de judería”; aquí se habla de “casas” y de “calle que era judería” por cada una de ellas, además de mencionar la proximidad con el matadero (que estaba localizado en la calle Pósito, no en la Hoya). Pero al final no se trata de la existencia de judíos en Almería, que los hubo y ellos lo saben sobradamente; de lo que se trata es de levantar polémica porque si no se acaba la financiación y el protagonismo. Aquí se mueve todo por dinero de ciertos sectores, y si no lo hay, es que son unos necios, y claro, el necio grita frente al sabio que escucha. Somos el resultado de más de 400 años de Inquisición, donde se ha ido conformando un carácter desconfiado, huidizo, crítico, destructivo, envidioso, y que algunos van alimentando para crecer en el conflicto, negándose con ello a ver su propia realidad, una realidad oscura y acabada a la que se le terminan los argumentos para su pobre y vacío discurso.

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