La tribuna
José María Martínez de Haro
Un poco de rodilla
La tribuna
Espero que el Presidente del Gobierno y sus incondicionales seguidores no se ofendan por lo que pueda escribir. La RAE define el adjetivo mentiroso como el que miente y especialmente si lo hace por costumbre. Admitida esta aclaración de la RAE, ya puedo decir alto y claro que Pedro Sánchez es un mentiroso recalcitrante y contumaz. Lo digo con tristeza, porque es mi Presidente y el de todos los españoles. No son adjetivos que lanzo contra él como un contraataque legítimo, por no estar de acuerdo con sus principios ni con su política. Las nuevas tecnologías del siglo XXI han supuesto un gran avance para la humanidad, pero como todo también tiene su cara negativa: cámaras ocultas que nos vigilan continuamente o micrófonos que se quedan abiertos deliberadamente y prismáticos con cámaras térmicas de visión nocturna de alta resolución, que nos vigilan desde grandes distancias; pues bien estos medios gravan declaraciones desafortunadas o malintencionadas que permitirán al contrario utilizar como arma arrojadiza. Más potente resulta el artefacto cuando en las grabaciones, además de la voz, aparece la imagen como prueba fehaciente de su flaqueza, odio, desvergüenza felonía o ignorancia o de todo a la vez. Su autor llevará esa pesada losa a sus espaldas durante toda su vida, e incluso después de muerto quedará registrado en hemerotecas, o incluso en la memoria histórica que Sánchez inventó y en la que algún día se convertirá en protagonista como el número uno de los presidentes de España por mentiroso, abyecto y malvado, cuya única preocupación es mantenerse en el sillón de la Moncloa contra viento y marea. Se escribirá la auténtica Historia del siglo XXI sin aditivos ni conservantes. El rejón de muerte lo ha protagonizado en los últimos días Íñigo Errejón. A algunos les ha sorprendido, pero a la mayoría y a mí personalmente, desde luego no. Algún comentarista político se quejaba hace unos días, en este mismo periódico, de que el comportamiento de Errejón fuese noticia en todos los medios de comunicación durante una semana; me parece un ejercicio premeditado de desmemoria. La izquierda, que aglutina un grupo de partidos variopintos, donde militan personas que cambian de partido más que de ropa interior y que son siempre los mismos pero con diferentes collares, siguen sacando a diario los cancerberos de Sánchez la foto de Feijoo con un narcotraficante de hace algo más de 30 años, posiblemente cuando aún no era traficante o estaba en los primeros cursos de la especialidad. O la obsesión que ha tenido la izquierda en sacar los huesos de Franco de su tumba, casi medio siglo después de su muerte; eso debería bastar para no decir que se lleva una semana hablando de un presunto acosador profesional. Errejón es uno de los promotores de la ley del sí es sí y nos acaba de poner un ejemplo práctico de lo que no se debe hacer: acosar a una mujer o mejor dicho a todas las mujeres de su entorno que están en estado de ser acosadas. ¿Quién acuñó aquella frase de la superioridad moral de la izquierda? Pero de verdad alguien se cree, con la que está cayendo, que la izquierda es superior a la derecha en honestidad? Me lo podrán repetir “una o veinte veces”, pero a mí no me engañan. ¿Es que no hay un solo ministerio que se salve? Tendremos que pedirle prestado el farol a Diógenes de Sinope a ver si con su ayuda somos capaces de encontrar un hombre honesto. Porque en la izquierda hay personas honestas y muy respetables, pero en el gobierno y sus socios no hay ninguno; porque si lo hubiese ya habría dimitido y no es el caso. A modo de ejemplo cito al Ministro de Asuntos Exteriores. En menos de un año ha conseguido romper relaciones diplomáticas con Argentina e Israel; él solito sin ayuda de nadie. Tampoco ha sabido responder adecuadamente a la provocación de la nueva Presidenta de Méjico. Lo que sí ha hecho con rapidez, ha sido reconocer el Estado Palestino de Hamás y a Ezbolá, los dos brazos armados de Irán y ha abierto los brazos a Maduro. Pues bien cuando sonaban más fuerte los truenos de la tormenta diplomática, el Ministro Albares nos sorprende a propios y extraños con este anuncio: de todos los asuntos que este ministerio tiene pendientes, el más importante de todos, es que el catalán sea lengua oficial en Europa. Tócate los cataplines. ¡Va por Vd. maestro!
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