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Ucrania, una paz alejada
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El cambio de perspectiva del mando político estadounidenses respecto a la guerra en Ucrania, ha puesto de manifiesto el nulo poder ejecutivo que siempre han tenido los organismos internacionales dedicados a tejer una red de seguridad y confianza mutua entre las Naciones. Entre estos organismos internacionales destacaría la que en su día se denominó Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) o Conferencia de Helsinki, que tuvo lugar en la citada ciudad finlandesa en 1975, con la participación de Estados Unidos (EEUU), Canadá, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y todas las Naciones europeos excepto Albania (incluida Turquía) y que supuso un paso significativo para reducir las tensiones de la guerra fría. Esta Conferencia culminó con el Acta final de la CSCE, conocida también como Declaración de Helsinki, que fue firmada por 35 Naciones. Sin embargo, el acta no fue vinculante puesto que no tenía estatus de Tratado.
Durante la Guerra Fría, la CSCE ejerció las funciones de foro de debate multilateral entre ambos bloques. Sus órganos no eran permanentes, y hasta la desaparición de la URSS, su papel consistió en poner en contacto mediante conferencias periódicas a los Estados miembros, contribuyendo a crear un ambiente de distensión.
A la Conferencia de Helsinki siguieron las de Belgrado (octubre de 1977 - marzo de 1978), Madrid (noviembre de 1980 - septiembre de 1983), Viena (noviembre de 1986 - enero de 1989), y París (del 19 al 21 de noviembre de 1990). Esta última coincidió en el tiempo con la desaparición de la URSS, lo que obligó a la CSCE a replantearse sus fines, concluyendo esta Cumbre con la firma de la denominada Carta de París para una Nueva Europa, con el objetivo de afrontar los desafíos en materia de seguridad que el escenario posterior a la Guerra Fría podría generar. Así, la CSCE se dotó de una serie de estructuras permanentes que acabaron por modificar su naturaleza temporal, dando lugar en 1994, durante la Cumbre de Budapest, celebrada los días 5-6 de diciembre de 1994 en la citada ciudad, a la actual Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), una Organización que pretende ejercer de mediador entre los Estados miembros en tareas relacionadas con la prevención y gestión de conflictos, de modo que estimule un ambiente de confianza encaminado hacia la mejora de la seguridad colectiva. Está compuesta por 57 Estados, entre ellos, Rusia y Ucrania. Reconocida como organismo regional conforme a la Carta de Naciones Unidas, su sede se encuentra en Viena y la Presidencia durante el presente año 2025 la ostenta Finlandia.
En la misma Cumbre de Budapest de 1994, Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y Ucrania llegaron a un Acuerdo conocido como “Memorando de Budapest” por el que Ucrania obtenía garantías de seguridad a cambio de renunciar a su arsenal nuclear. Conviene recordar que con la desintegración de la URSS en 1991, el arsenal nuclear existente en territorio ucraniano era el tercero más grande del mundo. El 16 de noviembre de 1994 Ucrania ratificó el Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares mediante una Ley, en cuya cláusula 6 establecía que “esta ley entrará en vigor después de que las potencias nucleares proporcionen a Ucrania garantías de seguridad, que se formalizarán en un documento legal internacional pertinente”, lo que se cumplió el 5 de diciembre de 1994 con la firma del Memorando de Budapest, que tiene el estatus de Tratado internacional. El Memorando contiene, entre otros, el compromiso para Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia de la obligación de respetar la independencia, la soberanía de Ucrania y las fronteras existentes, así como una garantía de que sus armas nunca serán utilizadas contra Ucrania, excepto en casos de autodefensa u otros escenarios definidos por la Carta de las Naciones Unidas. En junio de 1996, Ucrania cumplió el Memorando al quedar libre de armas nucleares, que entregó a Rusia. Algunas disposiciones del Memorando pueden dar lugar a interpretaciones, que es lo que le ha servido al Sátrapa moscovita para justificar su agresión a Ucrania, en concreto que las acciones militares se han llevado a cabo de conformidad con la Carta de NNUU en lo relativo a su “derecho a la autodefensa”, lo cual es una evidente falacia.La guerra en Ucrania ha evidenciado la brecha existente entre los principios del derecho internacional y la realidad geopolítica.
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