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La política española nunca deja de sorprendernos, y la última propuesta de María Jesús Montero, Ministra de Hacienda, no es una excepción. Con su habitual desparpajo, Montero ha lanzado la idea de una financiación singular para Cataluña, incluyendo la creación de una Hacienda propia para la comunidad autónoma. Esta propuesta ha generado un terremoto político, desvelando la incoherencia y falta de principios tanto de Montero como del gobierno de Pedro Sánchez. Resulta cómico recordar a la Montero de antaño, cuando como Consejera de Economía de la Junta de Andalucía defendía con vehemencia la equidad y solidaridad territorial. En aquel entonces, abogaba por un sistema justo que asignara recursos según las necesidades de cada comunidad, independientemente de su capacidad tributaria . Ahora parece que esa Montero se ha evaporado dejando en su lugar a una ministra/títere que favorece a Cataluña en detrimento de las demás regiones. Quién nos hubiera dicho que Montero, tan andaluza ella, tan vehemente ella, tan hipócrita ella, se convertiría en la reina del doble rasero olvidando aquel discurso en defensa de su “Andalusía pobre y olvidada” como le gustaba repetir en campañas electorales. Ella tan sevillana se asemeja a ese otro andaluz nacido en Jaén, Gabriel Rufián o aquel otro presidente de la generalitat de Cataluña, el cordobés José Montilla dos travestis políticos peones de briega al servicio de los intereses de la burguesía de Cataluña. Ambos como Marichus Montero reniegan de sus raíces , desprecian a los andaluces y olvidan su tierra . Resulta difícil comprender una degeneración capaz de arrastrar al estercolero el valor de lo que significa la política cuando las personas se transforman en siervos sin otra voluntad que la ambición y la necesidad enfermiza de poder.
La propuesta de financiación singular para Cataluña no solo crea un abismo financiero entre las regiones, sino que también intensifica la desigualdad entre sus ciudadanos. Mientras Andalucía, Extremadura ,Castilla -León y Castilla La Mancha comunidades con escasos recursos, de debaten por equilibrar el bienestar social, Cataluña se prepara para recibir un trato preferencial que exacerbará esta disparidad por voluntad de un presidente peligrosamente narcisista entregado a satisfacer a los golpistas de Cataluña a cambio de siete votos . Montero es una pieza más en este puzzle de intereses bastardos capaces de anular algún rastro de dignidad y coherencia en favor de la permanencia en el poder a cualquier precio. Esta Marichús tan desahogada e hiperventilada en las sesiones del Congreso se enfrenta a un tema de imprevisibles consecuencias. Su nivel de incompetencia vergonzosamente probado habrá de enfrentarse a las voces de millones de ciudadanos andaluces, extremeños y castellanos y de todos los españoles que claman por la justicia social distributiva capaz de equilibrar las desigualdades económicas y sociales de las Autonomías. Cabe recordar su nefasta gestión de la Hacienda de Andalucía en aquellos años nefastos de triste memoria cuando dejó en la puta ruina las cuentas públicas de la Junta de Andalucía. Es imposible olvidar que fue Consejera de Hacienda con José Antonio Griñán cuando se perpetró la trama de los ERES fraudulentos, el mayor caso de corrupción de la historia de España y de Europa. Marichús renunció reclamar al menos 680 millones de euros de la trama corrupta abonando con dinero público el mayor caladero de votos del socialismo en toda España. Las hemerotecas , memoria reciente de los hechos vividos, señalan a Marichús como cómplice moral de la trama de los ERES fraudulentos y por aquella fechoría fue recompensada con su ascenso político como ministra de Rodriguez Zapatero y actualmente de Pedro Sánchez acaparando un enorme poder que no corresponde en modo alguno a sus repetidos fracasos como gestora política en Andalucía y ahora en España tal que hicieron Elena Salgado y Pedro Solbes en aquellos años de hundimiento que llevó a España al borde del rescate económico de la UE.
Expertos prestigiosos en economía y derecho han levantado la voz señalando que un régimen de financiación singular para Cataluña podría ser inconstitucional, rompiendo el principio de igualdad ante la ley y fragmentando la cohesión fiscal del país. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha expresado la preocupación que esta medida podría despojar al Estado de los recursos necesarios para mantener servicios públicos esenciales en todas las regiones . Pero parece que Montero, en su nueva faceta de prestidigitadora política, está más interesada en complacer a los socios de investidura de Sánchez, como ERC y Junts que en defender la equidad y justicia social que reclamaba. El cinismo político de Montero es tan evidente que resulta patético su papel de pregonera en favor de nuevos beneficios exclusivos para Cataluña. Sus decisiones parecen diseñadas no para el bien común, sino para mantener a flote un gobierno que se deshace en concesiones a sus aliados políticos. La ministra ha demostrado una y otra vez que está dispuesta a cruzar cualquier línea roja para asegurarse de que su asiento en el poder siga siendo cómodo y bien remunerado. Inspectores de hacienda y juristas han señalado que esta propuesta no solo introduce desigualdades inaceptables en el sistema de financiación, sino que también podría desestabilizar el marco fiscal del país. Las críticas no provienen solo de la oposición, sino también de voces disidentes dentro del propio PSOE y de otras comunidades autónomas que se sienten traicionadas por esta medida.
En definitiva, las decisiones de María Jesús Montero, de nombre artístico Marichús, reflejan una alarmante falta de coherencia y compromiso con los principios fundamentales de equidad y solidaridad. Las políticas de financiación autonómica deben ser justas y equitativas, respetando la unidad del país y garantizando que todos los ciudadanos, independientemente de su lugar de residencia, tengan acceso a los mismos servicios públicos. La propuesta de financiación singular para Cataluña no es solo un error estratégico, sino también un atentado contra los valores de igualdad y justicia que deberían guiar nuestra política fiscal. Y como guinda de su obediencia sectaria ha anunciado que se propone llevar al Congreso la reforma de financiación autonómica que englobará la “armonización “del impuesto de Sucesiones y Donaciones para obligar a un tipo impositivo mínimo común para todas las Comunidades Autónomas. Tal medida perjudicaría la capacidad de las comunidades autónomas para aplicar según acuerdos estatuarios en favor de los ciudadanos bonificando un impuesto que algunos expertos consideran doble imposición. Resulta irónico que Montero, alguna vez defensora ferviente de la solidaridad territorial se haya convertido ahora en la campeona de los privilegios fiscales para Cataluña. En su afán por mantener contentos a los socios de investidura de Sánchez, está dispuesta a sacrificar cualquier principio. La ministra ha demostrado que en política como en la vida todo vale, no hay barreras para tamaña ambición.
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