La tribuna
El glamour de los bailes del casino
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Otrora, cuando llegaban estas fechas, los jóvenes almerienses ya estaban preparando los últimos detalles para el baile de Nochevieja del Casino. Era posiblemente el acontecimiento social más importante de Almería del año. Para los caballeros era más fácil, bastaba con comprobar que el esmoquin estaba a punto. Las señoras tenían que preocuparse de más detalles, además del vestido de raso, tenían que ver qué tocado de pelo les iba mejor y sobretodo elegir las joyas mejores y más impactantes. Muchos jóvenes empezaban la noche del 31 como amigos y salían en la madrugada del nuevo año como novios. La música, la noche, la poesía, la juventud y la magia hacían que el amor floreciese en los corazones puros de aquella época. El Casino tenía su orquesta propia: Orquesta Casino y su vocalista Lolita Garrido. También se celebraban bailes en Carnaval y durante la feria de Almería. Estos bailes estivales se hacían en el patio perfectamente engalanado para el evento con guirnaldas, farolillos y flores por doquier. Los bailes de invierno se celebraban en los impresionantes salones del antiguo palacete de Emilio Pérez.
El Casino Cultural de Almería fue fundado en 1840 por Joaquín Vilches con sede en la Calle Concepción Arenal, calle camaleónica, a la que yo sigo llamando, calle de El Montañés, porque allí estaba el famoso Bar-Restaurante; esta calle en menos de un siglo se llamó Álava, Sebastián Pérez, Concepción Arenal, Castelar, General Rada y por fin nuevamente Concepción Arenal. Pero me conozco y sé que me salgo del tema, así que retomamos la ubicación del casino: en 1872 se trasladó a la Plaza de San Pedro. En 1905 se compró el palacete a los herederos de Emilio Pérez y por fin el Casino se instaló definitivamente en el Paseo.
En el nuevo Casino cultural, además de los bailes de sociedad, se jugaba al ajedrez, al póker y al bacarrás. En sus salones se jugaron auténticas fortunas. Cuenta uno de los trabajadores del casino que una noche una persona ganó 40 millones de las antiguas pesetas; también se cuenta que una madrugada otra persona que perdió cuanto tenía, se quemó a lo bonzo en la puerta del Casino. También tuvo lugar en sus salones un crimen pasional: un tal Emigdio Nieto mató de un disparo a Adriana García por celos. Aún no había entrado en vigor la ley de Violencia de Género, porque ahora, como sabemos todos, ya no ocurren estas cosas.
Este palacete acogió a Francisco Silvela cuando nos visitó para ver la magnitud de la riada de 1891. También se alojó en él Alfonso XIII, cuando vino a Almería en 1922 para imponerle la medalla al Mérito Militar a la bandera del Rg. de la Corona por su heroísmo en la Guerra de Melilla. En la década de los 50, el entonces Príncipe Juan Carlos, también se albergó en él cuando llegó a nuestro puerto como Guardiamarina del Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Durante varios días las jovencitas almerienses estuvieron montando guardia en la puerta del Casino.
Emilio Pérez mandó construir este palacete a finales del siglo XIX al arquitecto López Rull, quién lo levantó según proyecto de 1888 en un estilo historicista. Su fachada es grandiosa, elegante y a la vez sobria. Hace unos días pedí permiso a la Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, Doña Aránzazu Martín, quien me atendió maravillosamente, para ver el interior del palacete. Confieso que me sentí un privilegiado. Lo primero que me impresionó fue el vestíbulo con su claraboya y la maravillosa escalera de mármol blanco. En la planta de arriba, en el Salón Árabe me senté durante unos minutos, no por cansancio, sino para que mis sentidos se impregnaran de aquella maravillosa decoración árabe que nos dejó como regalo el granadino Aurelio Rus Pérez. El conjunto de la decoración con sus alicatados, atauriques y yeserías resulta armonioso e ineludiblemente mi mente se trasladó a la Alhambra. También me senté para poder contemplar las pinturas mitológicas de los techos, obra de Carlos López Redondo, que además de magnífico pintor, consiguió que se levantara el actual edificio del Instituto Celia Viñas, siendo él Director de la Escuela de Artes de Almería.
El edificio de López Rull fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1982 y BIC en 1985. Creo honestamente que, un día a la semana como mínimo, debería estar abierto al público, al menos para los almerienses. Es una sugerencia.
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