Javier Soriano Trujillo

La gesta de Los Coloraos

La tribuna

Desde mi punto de vista, la “gesta” de los Coloraos es una falacia, por mucho que ahora la pretendan ensalzar ideológicamente declarándola “lugar de la memoria democrática

La gesta de Los Coloraos
La gesta de Los Coloraos

15 de junio 2024 - 00:00

Recientemente se han impartido unas conferencias sobre el Bicentenario de los Mártires de la Libertad. 200 años de la gesta de los Coloraos. Me ha sorprendido que se empleara la palabra “gesta”, que la RAE define como “Hecho o conjunto de hechos memorables”, y pone como ejemplos las gestas de Ulises o la del Descubrimiento.

Podríamos escribir una enciclopedia con las gestas nacionales a lo largo de nuestra historia. A mí me gusta recordar la del guipuzcoano Blas de Lezo, Almirante de la Armada española, porque de no ser por su actuación al frente de la guarnición de Cartagena de Indias (Colombia), hoy en las actuales naciones ribereñas del Caribe de habla y cultura hispana, no sería el español la lengua común, sino que posiblemente estarían integradas en la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), con el inglés como lengua. En 1741, en el marco de la guerra hispano – inglesa conocida como la guerra de la “oreja de Jenkins”, el Almirante inglés Edward Vernon, al mando de una fuerza de más de 180 barcos, con 9.000 soldados de Infantería, 2.000 negros jamaicanos, un Regimiento de las colonias inglesas de Norteamérica y 15.000 marinos, decidió tomar la ciudad de Cartagena de Indias, desde la que se dominaba el comercio en el Caribe y donde confluían las riquezas de nuestros territorios americanos, para alcanzar posteriormente el objetivo final de aniquilamiento de nuestro Imperio americano. Frente a esta fuerza, Lezo, con unos 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos e indios, más 6 navíos, hizo frente a las fuerzas inglesas desde el 13 de marzo hasta el 20 de mayo, causándoles una de las mayores derrotas que ha sufrido el Ejército inglés de su historia. Pocos hombres han hecho tanto por su patria como Blas de Lezo al conseguir la victoria ante la mayor fuerza de desembarco conocida hasta entonces, sólo superada por la de Normandía, doscientos años después. Con su victoria, pudimos mantener un siglo más la soberanía en nuestros territorios americanos y el control en el Atlántico.

Gesta de ámbito local, sin duda alguna la de García de Villarroel. En diciembre de 1568 estalló la rebelión de los moriscos en la que uno de los objetivos que pretendieron fue hacerse con el puerto de Almería para asegurarse el desembarco de los refuerzos provenientes de África; en ese tiempo mandaba la plaza de Almería D. García de Villarroel. Sabiendo los moriscos que la ciudad contaba con una escasa guarnición, prepararon un ataque por dos ejes de penetración: los caminos de Granada y Nijar, antes de que pudieran llegar a la ciudad los refuerzos del Marqués de los Vélez. Para ello, los moriscos de Marchena, Alboloduy y Gérgal se concentraron en Gádor, mientras los de Níjar lo hicieron en la zona del Alquián, donde se les unieron los de Tabernas. El 2 de enero de 1569, los moriscos procedentes del camino de Granada y concentrados en Gádor, en número de 600, se adelantaron cerca del Chuche, a un cerro que después se llamará de la Matanza. Siendo el cerro de difícil acceso para los caballos y sintiéndose seguros, desde ahí prepararon el ataque a Almería. Anticipándose a sus planes, García de Villarroel decidió llevar a cabo una “encamisada” (golpe de mano nocturno) esa misma noche con 200 arcabuceros y 40 jinetes, antes de que a estos moriscos se les unieran los de Níjar y Tabernas. Alcanzado el Chuche al alba, sorprendió a los moriscos a los que les causó unos 200 muertos, incluido su jefe. Este descalabro desbarató los planes de los rebeldes moriscos para tomar Almería. La gesta llevada a cabo por Villarroel salvó a nuestra ciudad y su puerto de caer en manos enemigas, con el consiguiente saqueo y pasada a cuchillo de la población. Hay que recordar que desde la toma incruenta de nuestra ciudad por los Reyes Católicos, nunca ha vuelto a ser tomada por fuerza alguna, manteniéndose siempre leal a la Autoridad Nacional, haya sido liberal, absolutista, monárquica, republicana o franquista.

Ante hechos como los descritos, es un despropósito el calificar de gesta la acción llevada a cabo por los Coloraos, con el apoyo de contrabandistas cuyo precio es de suponer fuese el saqueo de la ciudad y fusilar por la espalda y de rodillas a los absolutistas almerienses, procedimiento para ajusticiar a los traidores, tanto por liberales como por absolutistas. Desde mi punto de vista, la “gesta” de los Coloraos es una falacia, por mucho que ahora la pretendan ensalzar ideológicamente declarándola “lugar de la memoria democrática”.

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