El duque de Lerma y Sánchez

Nada más subir al trono el rey Felipe III, don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, que aunque de origen noble, tenía las arcas totalmente vacías, en poco tiempo consiguió hacerse con todos los resortes del poder del reino, sanear su hacienda y conseguir el título de Duque de Lerma. Primero hizo una gran operación de especulación, haciendo uso de la información reservada que tenía, comprando en 1601 gran cantidad de solares en Valladolid a bajo precio, seis meses antes de que la corte se trasladase a la ciudad del Pisuerga. En lenguaje de hoy diríamos que dio un pelotazo tremendo. Unos cinco años después en 1606 convenció o al menos influyó en el rey, para que la Corte regresara a Madrid. El Sr. duque volvió a hacer la misma jugada: comprar solares y tierras en Madrid a buen precio, otros seis meses antes de que la Corte regresara al lugar de donde partió. Esta doble operación de especulación no pasó desapercibida a nadie y por ello por las calles de Madrid se cantaba aquella coplilla que ha pasado a la Historia: “Para no morir ahorcado el mayor ladrón de España se vistió de colorado” y es que consiguió, desde su posición privilegiada, que el Papa Paulo V lo hiciese cardenal; naturalmente después de enviudar. Con la iglesia hemos dado, que escribía Cervantes, aunque en algunas ediciones del Quijote posteriores en vez de dado ponen topado. Afortunadamente ya ha sido abolida la horca, la terrible muerte en la hoguera que tanto practicó la Inquisición y el garrote vil. Mientras estás en la cárcel, siempre mantienes viva la esperanza de ser amnistiado. No importa lo que hayas hecho.

Aunque algunos ya estarán buscando un paralelismo entre el Duque de Lerma y el Gobierno, están totalmente confundidos. Yo no veo ni a Sánchez ni a ninguno de sus ministros con el capelo cardenalicio. Veo más a Sánchez de ayatolá rodeado de todos sus imanes. No estoy exagerando, ya que el Presidente felicita todos los años a los musulmanes con motivo del ramadán, cosa que no hace con los cristianos por Navidad ni por la Pascua de Resurrección. En lo que sí hay algo de similitud es en los diez familiares que el de Lerma colocó en puestos de responsabilidad en la Corte y otros diez familiares también en puestos muy cercanos a la Reina; pero eso es peccata minuta comparado con los miles de asesores, comisionistas y trileros que aplauden diariamente al padrino, por cuyos servicios desinteresados reciben un buen sueldo que Vd. y yo pagamos.

Acaba de comenzar 2025. Los chinos empezarán el nuevo año el 29 de enero y en su zodiaco particular será el “año de la serpiente”. Hago este comentario porque cada año aumenta la población china y poco a poco tendremos que acostumbrarnos, o al menos ver con normalidad, sus celebraciones de año nuevo. Para los españoles 2024 ha sido el “año del bulo”. Ha sido la palabra más usada por nuestros representantes, seguida inmediatamente a muy corta distancia por la palabra fango. Este año que acaba de comenzar tiene varios padrinos para bautizarlo: año de Koldo, año de Ávalos o año de Begoña. El tiempo lo dirá y antes de Semana Santa ya sabremos quién se hace con el nombre.

Sánchez y su esposa acaban de pasar unos días en la estación de esquí de Aramón Cerler, situada en el Pirineo de Huesca en el Valle de Benasque. No me parece mal que se tomen unos días de descanso, todos los necesitamos, aunque habría que descontarle los cinco días de reflexión que se tomó en su momento. Pero dicho esto, le, recuerdo que tiene una visita pendiente a la zona de Valencia afectada por la DANA donde murieron 123 personas y que por cierto prometió a los damnificados unas ayudas que no acaban de llegar. (Aún no han llegado a la isla de La Palma todas las ayudas que prometió con motivo del volcán) Cerler es una estación de esquí poco conocida a nivel nacional totalmente apartada del mundanal ruido y es que Sánchez es consciente de que no puede ir a las pistas de Sierra Nevada o Baqueira, más multitudinarias, como lo hacen nuestros Reyes, porque con toda seguridad iban a ser abucheados. Está recogiendo los frutos de lo que ha sembrado en los últimos años. El Presidente Sánchez sigue confundiendo al Fiscal General del Estado con el Fiscal General del Gobierno a quien tiene la osadía de incluirlo entre los miembros de su equipo. ¿Ignorancia o maldad? Y yo me pregunto ¿Qué es más grave?