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Es tanto lo que nos ama, que no nos quiere abandonar a nuestro aire, nunca mejor dicho. Pensamos, ¿Qué sería de Almería sin su presencia, influjo e influencia? En cierta ocasión nuestro paisano el locutor y presentador radiofónico Carlos Herrera dijo que Almería tenía dos madres: la madre que parió al levante y la madre que parió al poniente.
Nos recuerda la famosa novela de Pearl S. Buck, "Viento del este, viento del oeste", la cual trata del amor. En el fondo del tema, nuestro amor, es a nuestra querida Almería, sople el viento que sople.
¿Qué sería de Almería en los calurosos días de verano sin la brisa fresquita del aire del poniente y del mar? Viento que suele ser "jornalero", ya que da tregua al fin de la jornada. Pero bien que lo sudamos cuando la canícula hace subir el mercurio de los termómetros por encima de los treinta grados en el ansiado verano.
No podemos decir lo mismo del calentito viento de levante, empieza su jornada sobre el mediodía, pero no descansa por la noche como su oponente si entra con fuerza. Nos hace meternos en las blanqueadas, profundas y refrescantes moradas de nuestros hogares. Pero bueno, como el proyecto de poner un parapeto o pantalla para pararnos el viento procedente del este no se ha realizado ni llevado a cabo, nos tendremos que aguantar del querido levante como tarjeta de identidad, haciendo una inmersión con tubo y mascarilla en las más cristalinas aguas del mediterráneo y esperar a que pare la racha del aire subido de temperatura.
Claro que no ocurre lo mismo en los pueblos costeros de la provincia como cuando estos vientos soplan en la capital, pues cuando el levante "pega" en Almería con calor, en Aguadulce y Roquetas de Mar es fresco y bonancible, ya que llega mojado por el mar de la Bahía. Sin embargo, el poniente en esas zonas es más bien caluroso y en la capital fresquito.
Aquí habría que abrir capítulo para las olas y a qué playas vamos según el viento que sople. Influye también la intensidad, y hay que tenerlo muy en cuenta; porque nos puede arruinar el esperado picnic del día playero.
Si el viento es de levante, en la zona de detrás del "Cabo" se picará en San José, Los Escullos…, subiendo hasta Las Negras, Carboneras, Mojácar, Vera, Pulpí… Del Cabo de Gata hasta Almería capital es el ideal para bañarse sin olas, puede resultar molesto en función de su fuerza, ya que si sopla duro, es el que te pega en la espalda con la arenilla. En Aguadulce y Roquetas, será también de olas, como en las primeras playas mencionadas.
Por contra el Poniente, viene del oeste, es de playa lisa en la zona trasera del "Cabo" picado en Cabo de Gata hasta Almería ciudad, Almerimar, Balerma, Adra… (En función de la fuerza). Y liso en Aguadulce y Roquetas.
Para entender esto hay que pensar, en el Cabo de Gata, el cuerno que hace su salida al mar y la bahía de Almería. Hay que tener la morfología de la zona en nuestra cabeza, o directamente viendo un plano se entenderá mejor. Preguntar a algún lugareño, también nos asegurará el baño, sólo con mirar alguna palmera o bandera ondeando, sabrá a donde ir ese día.
En fin, que en cada sitio soplan "aires diferentes". Nos aguantaremos con el que nos haya tocado en suerte. Y si queremos cambiar de aires, "carretera y manta" como se suele decir.
Este artículo viene motivado porque los vientos en Almería solían ser, de tres días de levante y después "calma chicha" y luego otros tantos de poniente y se iban alternando, pero últimamente, se ha roto esta alternancia y hay una continuidad desesperante con predominancia del poniente desde el mes de febrero, justo hasta estos días en que escribo este "articulillo ventoso" con la entrada de un levante que llega para estrenar el verano. No paran de azotarnos, como si quisieran castigarnos, a esta provincia, novia del mar, que con su clima y su sol es un rincón maravilloso que Dios nos ha concedido para disfrute nuestro y de los que nos visitan.
El viento del que hablamos poco en Almería, pero que ahí está, y que suele aparecer en invierno, es el del norte, pero para ese tenemos una buena defensa con las sierras de Alhamilla y Gádor, que cuando aparece trae un "pelaete" que no se aguanta. Bueno, si se aguanta, porque con nuestro clima, nos hace poco daño. Ese es el que nos mandaría con viento fresco si viniera ahora con vistas al verano.
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