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En 1946 se fundó el Consejo Internacional de Museos (acrónimo en inglés ICOM), una organización no gubernamental (ONG) de museos y profesionales de los museos cuya finalidad es investigar, perpetuar, perennizar y transmitir a la sociedad el patrimonio cultural y natural mundial, presente y futuro, tangible e intangible (web oficial del ICOM). Con sede en París, mantiene una relación formal con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Como foro de expertos, el ICOM establece estándares profesionales y éticos para las actividades de los museos. En la actualidad cuenta con unos 57.000 miembros en 129 Naciones, con 120 Comités Nacionales, entre ellos, el español. Sus objetivos entroncan con la Convención de la UNESCO sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales, adoptada en París en noviembre de 1970, como así también con la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales, adoptada en París en octubre de 2005. En 2022 la Asamblea General del ICOM aprobó su Plan Estratégico para el periodo 2022-28; en la tercera área de actividad del Plan incluye el objetivo estratégico “Descolonización”. Para alcanzar este objetivo, el ICOM pretende adoptar una política sobre ello que ponga de relieve las cuestiones éticas subyacentes al proceso de descolonización y establecer un plan de acción, creando en 2023 un grupo de expertos para abordar las injusticias históricas y promover la inclusión.
Hay que llegar hasta aquí para entender el porqué de las palabras de nuestro Ministro de Cultura, el comunista Urtasun, en su comparecencia en enero de 2024 en la comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, donde destacó que se hará un “proceso de revisión de las colecciones de los museos estatales dependientes del Ministerio de Cultura”. “Es una revisión que ya está incorporada como eje transversal en las programaciones temporales, por ejemplo, en el Museo Nacional de Antropología o el Museo de América”; donde también dijo que “uno de los retos” del Ministerio de Cultura es “establecer espacios de diálogo e intercambio” para “superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas” que han “lastrado” muchas veces “la visión del patrimonio” e historia. El objetivo es “visibilizar” las “comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos” y avanzar “en la línea” de otros “museos españoles y europeos”. Al hilo de las palabras del Ministro, en la web oficial del Ministerio de Cultura se indica que “los museos se encuentran en el centro del debate político como no sucedía desde hace mucho tiempo. Se convierten así en espacios de reflexión y acción política en los que está en juego la conformación de la imagen del mundo que queremos. La descolonización es un marco de pensamiento, no un objetivo en sí mismo. Y los museos, del mismo modo que contribuyeron a través de sus gramáticas de categorización, organización y exhibición, a la legitimación de un determinado orden mundial, ahora deben acompañar a ese proceso de reordenación de mentalidades, al menos ofreciendo una mirada crítica a ese modelo de mundo, ese filtro que nos hace ver las cosas de una determinada manera.” Pero ¿a qué se refiere el Ministerio con reordenación de mentalidades?, ¿es que pretende aprovechar las recomendaciones del ICOM para ir más allá y establecer un cambio de narrativa de nuestra historia a través de los museos? Es evidente que las medidas que se adopten sobre la “descolonización de los museos” deberán adaptarse a la singularidad histórica de cada Nación, sin introducir parámetros ideológicos en este proceso. Colonizados por los romanos, por los visigodos, por los musulmanes, entre otros, saqueados por franceses y británicos, iniciamos la andadura en América con un ejemplo de integración único en el mundo de esa época; baste preguntarse porqué la Reina Católica prohibió mujeres en la expedición de Cristóbal Colón, cómo un puñado de castellanos pudo derrotar a los imperios americanos si no hubiesen sido apoyados por los pueblos esclavizados por estos imperios, o cómo se pudo defender la frontera norte de Nueva España (del Atlántico al Pacífico) con apenas un millar de Dragones de Cuera. Fue un largo proceso de mestizaje, de mezcla de culturas y razas. La “descolonización” de los museos no puede obviar estos hechos.
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