Joaquín Socías Márquez

El antiguo casino de Almería

La tribuna

11484906 2025-03-24
El antiguo casino de Almería

24 de marzo 2025 - 03:09

En el corazón de Almería se alza un edificio que, desde su construcción en el siglo XIX, ha sido testigo de la historia, la cultura y la evolución social de la ciudad. Declarado Bien de Interés Cultural en marzo de 1985, el antiguo Casino de Almería, hoy sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, es mucho más que una construcción emblemática: es un símbolo vivo del pasado y presente de la ciudad. Diseñado en 1888 por el reconocido arquitecto Enrique López Rull para el político Emilio Pérez Ibáñez, este edificio refleja la opulencia y el refinamiento de la burguesía almeriense de la época, convirtiéndose en un referente arquitectónico y cultural.

El edificio, que en sus orígenes fue una residencia palaciega, destaca por su imponente fachada y su exquisita decoración interior. Uno de sus espacios más destacados es el Salón Noble, antiguo salón de baile, donde se conservan las pinturas del artista Carlos López Redondo. Sus alegorías clásicas, que representan figuras como la Fortuna y la Abundancia, adornan los techos de este majestuoso salón, transportando a quienes lo visitan a las fastuosas galas y bailes que allí se celebraban en el siglo XIX. Este espacio, cargado de historia y arte, es un reflejo del esplendor que vivió el edificio en sus primeros años.

Otro rincón fascinante es el Salón Árabe, un ejemplo de la influencia de la arquitectura nazarí en Almería. Con su profusa decoración de estilo neoárabe, este salón rinde homenaje a la rica herencia musulmana de la ciudad. Fue escenario de tertulias íntimas y reuniones sociales, donde la burguesía almeriense se reunía en un ambiente de exotismo y elegancia. Este espacio, único en su género, es un testimonio de cómo el pasado árabe de Almería ha dejado una huella imborrable en su arquitectura y cultura.

Sin embargo, la historia del edificio no ha estado exenta de momentos oscuros. Durante la Guerra Civil Española, el inmueble sufrió los estragos de los bombardeos y fue utilizado como sede del Comité Central Antifascista. Muchas de sus estancias quedaron destruidas, y la estructura sufrió graves daños. A pesar de este difícil episodio, las restauraciones llevadas a cabo en las décadas posteriores lograron devolverle su antiguo esplendor, permitiendo que el edificio recuperara su lugar como símbolo de la ciudad.

A principios del siglo XX, el edificio se convirtió en el Casino Cultural de Almería, un espacio que durante más de ocho décadas fue el epicentro de la vida social de la ciudad. Tertulias literarias, fiestas de carnaval, encuentros políticos y eventos culturales se sucedían en sus salones, consolidando su papel como punto de encuentro de la sociedad burguesa. En los años veinte, el Casino vivió su máximo apogeo, con reformas que adaptaron el edificio a las nuevas exigencias sociales y lo convirtieron en un referente de la vida cultural y política de Almería.

En 1985, el edificio pasó a formar parte del patrimonio público y se transformó en la sede de la Delegación de Gobernación de la Junta de Andalucía. Este cambio de uso no ha alterado su esencia, y el edificio sigue siendo un espacio donde el pasado y el presente se entrelazan. Sus salones, hoy restaurados, continúan acogiendo actos institucionales y culturales que enriquecen la vida de la ciudad. Asistir a un evento en este histórico inmueble es como hacer un viaje en el tiempo: su majestuosidad y elegancia nos recuerdan que estamos ante un testigo privilegiado de los cambios y transformaciones que ha vivido Almería.

El antiguo Casino, ahora Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Almería, no solo es un símbolo del pasado de la ciudad, sino también un lugar donde se construye el futuro. Su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, manteniendo su esencia y su valor histórico, lo convierte en un ejemplo de cómo los edificios pueden evolucionar sin perder su identidad. Este edificio, con su rica historia y su imponente presencia, seguirá siendo un referente cultural y arquitectónico para las generaciones futuras, recordándonos que, al igual que las personas, los edificios también tienen una historia que contar.

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