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Cada 26 de diciembre los almerienses conmemoramos el aniversario de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, una fecha que va más allá de la simple referencia histórica, puesto que representa el salto del medievo a la modernidad y es el origen de la actual sociedad que hemos construido y que ha alcanzado unas cotas de tolerancia e igualdad como nunca conocidas.
Remontándonos en la historia, la invasión islámica de la península ibérica en el siglo VIII representó una ruptura con el mundo hispano-romano e hispano-visigodo precedente, considerado como un conjunto homogéneo y unitario que nunca dejó de estar presente durante los siguientes siglos.
La invasión islámica generó un largo período de fragmentación, destruyendo la unidad visigoda y dando lugar a la aparición de una serie de núcleos de resistencia cristianos que permitieron, tras más de siete siglos protagonizados por etapas de lucha y coexistencia entre ambas mentalidades, una "recomposición" en el siglo XV. En este siglo sólo quedaba en manos del Islam el sureste peninsular con el Reino de Granada, que por religión y cultura dificultaba el alcanzar la unidad peninsular.
Además, dada la situación geoestratégica internacional con el imperio turco ya dueño de Constantinopla desde 1453, lanzado a la conquista de Centroeuropa y amenazando el mediterráneo occidental, era esencial acabar con este último bastión islámico en la península, evitando con ello que se convirtiese en cabeza de puente turca. Por los puertos de Málaga y Almería no sólo era posible el comercio con África y Oriente, sino también el abrir paso en caso necesario a los inagotables contingentes militares africanos y orientales. El reino granadino era como un gran castillo imposible de sitiar, ocupando el espacio geográfico más abrupto y montañoso de Europa, después de los territorios de la actual Suiza.
Málaga fue tomada en 1487, por lo que a partir de entonces al Reino de Granada sólo le quedó un puerto importante, el de Almería. Con la caída de este puerto en 1489, aislado por mar de sus correligionarios norteafricanos y del oriente, y cercado por tierra por los ejércitos de los Reyes Católicos, su rendición era sólo cuestión de tiempo, produciéndose esta el 2 de enero de 1492 y concluyendo con ello el largo periodo histórico de la Reconquista. La península ibérica dejó de ser un sujeto pasivo en el escenario internacional, dando paso a un periodo de expansión hasta el siglo XVIII aproximadamente. El historiador y líder republicano Claudio Sánchez Albornoz escribió en "España: un enigma histórico" que: "si los cristianos españoles no hubieran resistido arma al brazo, un siglo, dos siglos, siete siglos… al Islam peninsular y a las tres invasiones africanas posteriores habrían tenido que hacerlo las gentes de allende el Pirineo, y la Europa de Carlomagno y la Europa posterior a Carlomagno no habrían podido forjar la comunidad histórica abuela de la Europa moderna porque habrían tenido que cumplir la áspera y heroica misión que los españoles hubimos de llevar a cabo durante cerca de 800 años."
Por tanto, el acto del Día del Pendón debe ser una manifestación del carácter irrenunciable de nuestra historia y de su valor como referencia, puesto que es uno de los hitos que marcan el origen de nuestra actual Nación. Sin embargo, este acto siempre ha generado controversia, que contrasta con la aparente unidad en el de los Coloraos, que no deja de ser un ejemplo de los tantos enfrentamientos entre liberales y absolutistas que hubo a lo largo del siglo XIX, en el que esta vez los fusilados fueron liberales y en otras absolutistas, con el pueblo como testigo mudo, convirtiendo a nuestra Nación en una colonia británica y en ocasiones francesa.
Y mientras unos reniegan de la parte religiosa del Día del Pendón y ejercen una postura inquisitorial con las palabras que se dicen en el acto, se emocionan cuando resuenan los acordes de la Marsellesa y del himno de Riego en el acto de los Coloraos, siendo el origen del himno nacional francés el que es (una canción militar en la guerra contra los austriacos) y Riego un militar que en ocasiones actuó como un traidor y en otras como un acérrimo liberal. El Día del Pendón es un evidente referente histórico, puesto que para luchar por la libertad, antes hay que existir, y los liberales fusilados en el siglo XIX lucharon por la libertad en una Nación surgida de hitos históricos como la Toma de Almería.
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