Por una vivienda digna

02 de octubre 2024 - 03:08

Lo que ocurrió el otro día con Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, parecía una regañina a cualquier adolescente desbocado. La formas no fueron las correctas, las de amenazar afirmando que no habrá dinero para las comunidades que no cumplan la nueva ley de vivienda en el que se topa el precio del alquiler en las famosas ‘zonas tensionadas’. Una chabacanada, que se podría haber hecho con un toque más serio. Aun así es un gran problema, el de la vivienda, en nuestro país para lo jóvenes y no tan jóvenes. No puede ser que en zonas como Madrid o Barcelona te piden solo por una habitación de 7 metros cuadrados 650 euros al mes. O pisos fuera de la almendra central de 3 habitaciones por 1.700 euros. Si que es verdad, que abrimos el melón de la libertad del propietario en hacer lo que quiera. Es así, pero realmente ese no es el problema . Una vez más son totalmente responsables las administraciones. ¿Desde cuando no se construyen viviendas de protección oficial en España? Es triste que un joven no pueda alquilar y tenga que dar dos meses de adelanto, más una fianza, más la agencia. Lo que es lo mismo, un reembolso de a lo mejor 3.000 euros solo para empezar, con un sueldo de 1.200 euros (y si llega). Fíjense, antes la gente alquilaba al no poder comprar porque sus ingresos eran inferiores y alquilaban dentro de sus posibilidades. Ahora ni eso, y vemos que este modo de vivir es más caro que tener una hipoteca. De ahí otro problema, la miseria de sueldos. La solución podría ser la de rehabilitar edificios del Estado o terrenos de Interior para construir casas (tal y como prometió Sánchez). A lo que me refiero es que un chaval de 30 años es imposible que tenga 80.000 euros de ahorro para poder comprar una casa de 250.000 euros. Si que es verdad que las autonomías han creado pequeñas ayudas y acuerdos con los bancos, pero si leen ustedes la letra pequeña, todo tiene su truco (se lo digo porque me ha pasado). Este problema de la vivienda se tiene que abordar con sentido y que todo el mundo tenga un techo donde vivir dentro de sus posibilidades. Es una pena que mi generación, la mejor preparada según decían, viva peor que la de nuestros padres.

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