
Antonio Lao
Fátima Herrera, juventud sin mochila para el PSOE de la capital
El ha ido aumentando la calidad del vino español han ido mejorando los recipientes para beberlo. También ha bajado mucho el consumo, pero esa es otra cuestión. Cuando el vino se bebía a diario, se almacenaba y se bebía de cualquier manera: toneles y tinajas expuestos a la oxidación, botas con sabor a pez, porrones, vasos de duralex o a morro de la botella, si acaso con un canuto de caña en el gollete. Los pocos que ponían copas usaban unas de boca ancha, como la lamentable y aun usada “princesa”. Incluso el jerez, un vino que tiene su propia copa, llamada catavinos, se servía en simulacros del auténtico catavino jerezano. Este es idéntico a la copa AFNOR (ISO 3591–1977) que se usa para catas oficiales: 15,5 cm de altura (h), 21,5 cl de capacidad total (Ct), y un volumen de degustación (Vd) de 8-9 cl. Tengo un catavino del mítico bar La Flor de la Mancha, de vidrio grueso, con una Ct de 5,5 cl y una raya azul cerca del borde, con lo que el Vd es de 4,5 cl; un chupito. Es de los años cincuenta, pero hasta hace cuatro días han estado usando nuestros hosteleros unos catavinos de “vidur” poco más grandes (h: 12, 5, Ct: 6,5, Vd: 5,5) y encima más feos. En 1988 encargamos catavinos especiales con motivo del XXV aniversario de la peña El Taranto. Eran de cristal fino, pero las medidas no mejoraban demasiado: h: 13,5, Ct: 11, Vd: 6,5. Seguíamos lejos del auténtico catavino. (Como no se pueden poner fotos aquí, colgaré en equipoalfredo.wordpress.com fotos de estas copas y de las que voy a comentar a continuación).
Poco a poco, ya digo, aumenta la calidad de los vinos, los consumidores se van refinando y se abandonan los vasos de vidrio verdoso. Como es habitual, la moda da un bandazo y se va al lado contrario: copas grandes, cada vez más, hasta llegar a extremos ridículos: unas copas de balón que me regalaron hará unos veinte años tenían las siguientes medidas: h: 25, Ct: 80 (una botella entera), Vd: 18-20. Las cosas se van moderando y ahora se usan copas más manejables, como la nº 5: h: 20, Ct: 50, Vd: 12-13. Hay una copa Riedel que va estupenda para todo tipo de vinos. tintos, blancos, espumosos y jereces; h: 18, Ct: 28, Vd: 10-12,. Es manejable, elegante y perfecta para cata y para beber a diario. Un poco cara, eso sí, pero, como decía Gila ¡da un gustirrinín…!
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