Viajar es un horror

16 de julio 2024 - 03:10

Tal cual. Viajar me parece un auténtico horror, por no decir otra expresión mal sonante. Siempre me lo ha parecido. Y no me refiero al hecho de visitar un lugar más o menos lejano, sino al hecho de transportarse. En realidad debería de decir que la transportación es un coñazo y ya en este mes de julio, algunos ya están disfrutando las vacaciones de verano, en la que parece que quién no viaja es un desgraciado. ¿No conoces tal o cual lugar? Es la pregunta más frecuente y que uno debe ir sorteando para no tener que ir explicando que viajar me perece un horror. Vaya por delante que me refiero a la manera de transportarnos casi el 60% de los mortales, aunque el resto vaya en su trasporte privado, y eso es ya otra cosa.

Me centraré en viajar en avión. La angustia empieza a la hora de buscar los billetes, no siempre tienes la hora y el asiento que te gustaría, aunque internet está ayudando mucho en esta acción en concreto. Luego hacer la maleta, algo que después de tantos años no he aprendido a hacer. O me falta o me sobra ropa. Nunca acierto. Las colas de la facturación jamás avanzan al ritmo de la impaciencia, y suplicas a la providencia que las maletas pesen los kilos pagados y no me hagan desprenderme de algo de suma utilidad. Después hay que pasar por los humillantes controles de seguridad, un espacio en el que unas personas te chillan a la cara lo que tienes que poner en las bandejas. En ese punto siempre precede una persona la más lenta del mundo. Superados los arcos detectores de metal alguno, te diriges al monitor que indica la puerta y el estado del vuelo. Ya bien entrado el verano, la impuntualidad es patrimonio de ciertas compañías. Siempre, por cierto, me ha asombrado la resignación con que se aceptan las cancelaciones y en el mejor de los casos los retrasos de un vuelo; casi nadie pasa del ligero chasquido con la boca y poco más. Ya, una vez en el avión, encajado en el asiento no deseado como esas contorsionistas que se doblan en cuatro partes, esperas con impaciencia que transcurra el interminable desfile de personas que van entrando para localizar su estrecho asiento. Una vez aterrizado y directo al hotel, ya realizado el check-in en la recepción, subes a la habitación, la visualizas y olisqueado el baño, ya puedes considerar que la transportación ha terminado. Entonces, sí. Entonces comienza lo que puede ser un estupendo viaje.

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