Viagra y Alzhéimer

12 de julio 2024 - 03:10

Los efectos secundarios están asociados, de manera evidente, a la administración de los medicamentos. De ahí que no resulte aconsejable, en ocasiones, leer detenidamente los prospectos, por aquello de ser peor el remedio que la enfermedad. También es sabido que un placebo, ese engaño experimental, puede producir efectos similares a los del medicamento que parece ser, pero sin su composición. Ya que, careciendo de tal acción terapéutica, produce efectos favorables por estar convencidos, quienes los reciben, de que sí cuenta con esa acción. Así las cosas, un efecto, bastante más imprevisto que secundario, del viagra -admite asimismo el femenino-, para tratar la disfunción eréctil de los varones mediante el aumento del flujo sanguíneo en el miembro -no hay que dar más explicaciones-, es el de reducir el padecimiento de alzhéimer en los hombres que recurren a esa excitación farmacológica. Cuestión ante la que se aventuran particulares y sugerentes aspectos. Uno tiene que ver con la causa de este efecto imprevisto ante el alzhéimer: si la ingesta de las pastillas azules en situaciones que pueden poner en entredicho el funcionamiento del órgano -igualmente innecesarias son más explicaciones- o la reforzada y reiterada práctica de actos sexuales. Mas, como estos últimos son poco viables sin las pastillas milagrosas, difícil resulta distinguir a qué se debe ese muy beneficioso efecto de alejar el alzhéimer. Otra consideración se relaciona con la posibilidad de comprobar si un placebo, bajo la forma de pastilla azulina, aunque sin su sustancia propiciadora, puede tener no el efecto de la reducción del alzhéimer -bastante improbable-, sino el de la animosa función eréctil. Sin más aditivos que una reacción producto del engaño, sí, pero también de una capacidad no aminorada ni perdida por trampas mentales que afectan o inhiben la briosa soltura del órgano susodicho. Situación similar se ha producido con un medicamento prescrito para la diabetes y que facilita un imprevisto y efectivo adelgazamiento, aunque mantenerlo no resulte fácil. Con la viagra -alternemos el género-, ingerirla como remedio del alzhéimer conllevaría, sin embargo, administrar el efecto dilatador del miembro asimismo mentado. Si bien sobrarían disposiciones animadas por el convencimiento de que, para evitar el alzhéimer, bien vale la recuperación de vigores perdidos.

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