Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Felipe no es invitado al congreso del Psoe. Es capaz de echarlo. No son palabras mías. El titular se lo he robado a un militante socialista madrileño, crítico con la política que está llevando a cabo el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, dentro de su partido, el todavía llamado por algunos: Psoe. Tomás Gómez, que de él se trata, manifestaba en una entrevista que veía capaz a Pedro Sánchez de echar del Psoe a Felipe González. Y estoy convencido de que, si Felipe sigue en sus trece de criticar las acciones de Pedro, si continúa haciendo que se oiga su voz en contra de algunas de las decisiones de Sánchez, así será. Lo echará del partido sin contemplaciones, sin que se le mueva un musculo de la cara, sin remordimiento alguno, con una sonrisa en el fondo, al acabar con un referente del socialismo español.
Le daban a elegir a Puente, el Oscar de los trenes, entre Pedro y Felipe. No lo dudó. Su contestación fue rápida, sin un segundo de silencio, sin pararse a pensar a quién le daba su voto, y hasta una sonrisa, algo socarrona, podrían decir algunos, aparecía en sus labios a la hora de pronunciar el nombre de sus alegrías, sueños y esperanzas. A lo Pe, aquella actriz que grito en una noche de “óscar” americano: ¡Pedro!
Hay que reconocer que el ministro Puente no gritó como Pe a la hora de dar a conocer el nombre amado y decidido. Entre Felipe y Pedro, el nombre de su jefe, el que lo ha hecho ministro y responsable de los retrasos y paros de los caballos de hierro que circulan por las vías españolas, el que lo ha subido al estrado del congreso tras perder la alcaldía de Valladolid a soltar lindezas por su boquita de piñón contra la oposición, dejó sobre la opinión pública el nombre de Pedro. Entre Felipe y Pedro, el ministro de trenes y autovías, eligió al que le ha dado parabienes, ministerio y fortuna. ¡El dinero, viva el dinero contante y sonante!
Las comparaciones casi siempre son odiosas. Solo una. Felipe se pasea por las calles de este país y no levanta insultos. Entre sus sombras de gobierno, que todos los políticos las tienen, no se le conocen historias de familiares vinculados, presuntamente, a la corrupción, como es el caso del hombre elegido por el ministro de los trenes en paro. Pero, qué importancia puede tener esa cuestión cuando de lo que se trata es de repartir el dinero entre los amigos y compañeros de partido. Pedro Sánchez no quiere ver sentado a Felipe en el congreso del Psoe a celebrar en Sevilla. Y si puede lo echa del partido por facha.
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