La venta del salmón

03 de junio 2024 - 00:00

Pocos éxitos publicitarios superan –al menos en el terreno de la alimentación- al del salmón noruego. Se trata de una campaña muy a largo plazo y no centrada en anuncios clásicos, aunque también los han hecho. Se han basado sobre todo en la infiltración en amplios círculos de opinión relacionados con la cocina y, sobre todo, con la salud: que si omegas 3, 6 y los que hagan falta, que si vitaminas y minerales… No hay día en que no aparezca en prensa, televisión o redes un famoso o famosillo comiendo y/o recomendando salmón al horno, a la plancha, o tostadas con aguacate y salmón, combinación estrella (otro día le tocará al aguacate).

Nos han convencido de que el salmón tiene más grasas saludables que la sardina, el boquerón, el bonito, el jurel y el atún juntos. ¡Y encima es de piscifactoría! Y más caro; ya ha sobrepasado incluso al atún de engorde. Empezaron con precios asequibles, pero ya que tienen el mercado copado lo han puesto por las nubes: a 22,50 euros estaba el sábado el kilo de rodajas de salmón. Ya digo, un exitazo de los diseñadores de la campaña.

Los equivalentes nuestros citados son más baratos –algunos mucho más- y más saludables, ya que los de piscifactoría son alimentados con piensos no siempre decentes y apenas hacen ejercicio, con lo que acumulan demasiada grasa. En el blog colgaré fotos de una trucha de piscifactoría y otra “normal”. Se van a quedar patidifusos con el vientre de la engordada. Y tampoco son tan sostenibles: piensen en los consumos de energía de las piscifactorías y del largo transporte desde Noruega. Sostenible se está convirtiendo en una palabra vacía que todo el mundo emplea, muchas veces por postureo como pasó con kilómetro cero, gastrobar o responsabilidad social corporativa, que se han devaluado tanto por el abuso que ya casi nadie las emplea.

A sabiendas de lo poco que valen mis recomendaciones al lado de la poderosa publicidad, recuerden que tenemos una estupenda oferta de pescados azules mucho más baratos que el salmón de piscifactoría, más saludables y recién pescados en mares cercanos. Dele usted vidilla a su cuerpo serrano y, de paso, a nuestros pescadores. Y si le da pereza, una lata de sardinas en aceite de oliva es un tesoro. Con unos pepinillos agridulces, un tomate, un cacho de pan y un vaso de vino conforman un superalimento de verdad. Y muy gustoso.

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