Los vecinos de El Toyo

01 de julio 2024 - 03:09

Creo que la sociedad civil almeriense, la científica, la política, y supongo que, hasta militar, están de acuerdo en que la muerte puede llegar a causa del ruido. La muerte de las gacelas de la semana pasada, y el cambio de lugar de los conciertos por parte del ayuntamiento, así nos lo hace entender. ¿O no? Se sufre, se pasa mal y hasta se muere por causa del sonido cuando este sobrepasa los decibelios permisibles. Y lo hemos visto con los conciertos de este verano, con la muerte de esos bellos animales. Lo de comprobar que el volumen de la música del concierto de Alamar es la culpable de esos fallecimientos ya es otra cuestión, pero si hemos llegado a esa conclusión, como parece indicarlo todo lo que hemos leído y escuchado en estas fechas a través de los medios, demos por asentada la culpabilidad del ayuntamiento y de sus rectores en el óbito de los cinco animales.

Durante unos meses los vecinos del Toyo se han venido quejando de la organización de un magno concierto en las puertas de su casas. Apuntaban los quejosos vecinos y con razón, las horas que duran estos acontecimientos, así como el volumen que llegan a alcanzar, que no tiene nada que ver, que está a años luz con los que estaban previstos en la Hoya y que han sido suspendidos por culpa de la muerte por ruido de unas gacelas.

Nadie podía ponerse en la tesitura de que se pudiera dar, como así ha sido, la muerte de los animales por los conciertos. Nos parecía algo lejano, casi imposible, pero las muertes se han producido, y mientras no se demuestre lo contrario la culpa parece tenerla el volumen de la música que llegaba al recinto donde vivián cincuenta hermosas gacelas.

No sé el número de los vecinos que viven en el entorno del Toyo, y cercanos a ese escenario donde la música va a ser durante horas y horas la gran protagonista, pero son como para tenerlos en cuenta, si llegamos a la conclusión de que se muere por ruido. Y si han fallecido las gacelas, no se puede descartar que puedan hacerlo seres humanos. Los científicos del refugio dijeron bien claro lo que podía ocurrir ante el volumen de los conciertos. Reconozco que me pareció una opinión algo alejada de la realidad, aunque reconocía que tampoco tenía argumentos para oponerme a ella. Todo indica que la razón estaba de su parte. Amen.

¿Hay algún técnico que nos pueda asegurar que entre los vecinos del Toyo se puede dar una circunstancia similar en niños pequeños o personas vulnerables por enfermedad o edad? ¿Tendría que suspender el ayuntamiento el concierto, o en su caso buscar otra ubicación?

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