Reflejos
Francisco Bautista Toledo
Víspera de difuntos
Apenas seis días antes de su fallecimiento estuve charlando animosamente por teléfono con Andrés Vázquez de Sola, mi tocayo, el gran genio del humor gráfico español. Estaba pintando esa mañana una de sus centenares de etopeyas, en las que exploraba el carácter, aptitudes y moralidad de los personajes históricos que más le interesaban. Tenía su humor acostumbrado aunque le acechaba la enfermedad a sus noventa y siete años. Íbamos a montar ya la sala con las treinta obras que nos ha donado para Olula y de repente me dijo: “Tocayo, estoy en los últimos días de mi vida. Montad ya la sala y te prometo que voy a la apertura. Voy a pintar hasta el último día”. Quede sobrecogido de la naturalidad con que me lo soltó. La misma que tenía en la capilla ardiente, donde, estupefacto, creí ver a un durmiente y no a un difunto. Siento que le hemos fallado un poco, pues no hemos llegado a tiempo; la sala ha quedado finalmente montada, muy bellamente, pero Andrés no ha podido verla como era su deseo. Sí ha podido ver con júbilo, en cambio, el museo que hace pocos meses le han dedicado en San Roque, su pueblo natal. Aquí en Olula están las etopeyas que nos pintó expresamente a nosotros hace un año y pico en inmensa generosidad, recorriendo y meditando sobre la historia de nuestra provincia y sus más insignes personalidades. La etopeya en Vázquez de Sola es una conceptual caricatura pintada donde la imagen aporta los datos biográficos y aspectos más relevantes de un determinado personaje, con cierta dosis de ironía o una sátira muy inteligente y refinada. Vázquez de Sola ha representado en el conjunto de etopeyas que nos ha donado bajo el título “El Reino de Almería”, con el sofisticado humor que le caracteriza, a personajes como Ginés Parra, Federico Castellón, Al-Mutasim, Nicolás Salmerón, Tomatito o Carmen de Burgos y otros muchos. La etopeya y la escritura de corrosivos libros de humor y crítica social han sido su principal dedicación desde que volviera a España tras el final de la dictadura franquista. Genio durante décadas del humor gráfico, aclamado en Francia y otros países, Vázquez de Sola se hizo pintor satírico a su regreso a España. Con las etopeyas de personajes históricos, de exultantes colores acrílicos y un lenguaje muy personal de retazos goyescos y picassianos, encontró su postrero universo, un territorio de experimentación en sus últimas décadas de vida, en las que se entregó sin descanso y con avidez devoradora a su trabajo. Descanse en paz.
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