A por uvas a Terque

29 de junio 2024 - 03:09

Cada vez que planeo un viaje a algún destino en Francia, no puedo dejar de evocar los lejanos años en los que, siempre en compañía de Antonia Sánchez, Antonio Fernández y en ocasiones de alguien que se sumaba en el último momento, recorrimos Europa en una versión mochilera del “Gran Tour” de los escritores románticos.

En aquellos años, visitamos en varias ocasiones los principales centros culturales utilizando el billete Interrail y en la última ocasión, un coche prestado. Gracias a esa combinación de empuje e insensatez patrimonio de la juventud, no nos importó dormir más de una noche en los duros bancos de alguna estación de tren perdida, con tal de visitar los espacios culturales que nos interesaban, sin perdernos tampoco una fiesta en Estrasburgo, Bruselas y por supuesto la Oktoberfest de Múnich.

Fue así como nos pateamos El Louvre, el Centro Pompidou, la National Gallery o los museos provinciales franceses, en una experiencia que hacía que cuando regresábamos para afrontar el invierno almeriense, nos pareciera una travesía del desierto que había que sobrellevar con la vista puesta en el siguiente otoño. Pero el tiempo no pasa en balde y en algunos casos para mejor. Porque hoy en día la provincia almeriense no es ni mucho menos un páramo cultural. Es más, me atrevería a decir que vive una edad de oro. Y no solo en los grandes centros urbanos litorales, como Roquetas de Mar, El Ejido o la capital. Incluso numerosos municipios relativamente pequeños, entre los que destaco a modo de ejemplo no excluyente a Almocita, Antas, Olula del Rio o Terque, disfrutan de una propuesta cultural que sorprende por su variedad y originalidad.

Ahora bien, es cierto que hay un par de puntos en los que me parece a mí que tenemos recorrido para la mejora. El primero es sin duda la falta de coordinación institucional y con la iniciativa privada en materia de política cultural. De hecho, en el mismo momento en el que alguien se aventura en un mínimo proyecto de este tipo, choca directamente con problemas de celos competenciales. La segunda idea es un mantra que venimos repitiendo de forma incansable los que en algún momento nos enrolamos, de una u otra forma, en las hordas del ya mítico, al menos fuera de nuestra provincia, gestor cultural almeriense Pepe Guirao. Y este es el convencimiento profundo de que hace mucho que es necesario profesionalizar la gestión en estas materias porque, con la complejidad actual de los temas, ha pasado el tiempo de los pioneros, los voluntariosos y los aficionados como el que suscribe. En cualquier caso, como a muchos otros, me resulta difícil entender que haya problemas para mantener abiertos al público los Museos de Terque. Es más, creo que son mayoría quienes piensan que haber tenido la iniciativa de crear y mantener en funcionamiento unos recursos socio culturales de esa magnitud, mediante los cuales se conserva viva la memoria del pasado estrechamente relacionado con la uva del barco que tan profundamente sentimos los almerienses, es una hazaña protagonizada por el pueblo de

Terque y la Asociación de Amigos del Museo de esa localidad, al tiempo que todo un regalo identitario que han brindado generosamente al resto de la provincia.

Por tanto, al menos a mí no me parece de recibo que haya problemas para arbitrar fórmulas de colaboración público-privadas que permitan que continuemos disfrutando de un patrimonio cultural y etnográfico que llevamos marcado en el ADN. Hacerse el sueco y dejar que sean los ciudadanos almerienses los que una vez más acudan a salvaguardar una propuesta socio cultural de primer orden protagonizada por un pueblo de menos de 400 habitantes, me da que no es precisamente cumplir con la misión de apoyar la prestación integral y adecuada de los servicios públicos, incluidos los culturales, en todo el territorio provincial. En el caso altamente improbable de que yo tuviera responsabilidad en la política cultural almeriense, esta sería una buena ocasión para decidir si me ganaba el generoso sueldo que pagan los contribuyentes para que sus gestores se encarguen de solucionar estos problemas, o si por el contrario lo mío es estar a por uvas.

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