Vía Augusta
Alberto Grimaldi
‘Informe caritas’
Necesitamos más y mejores trenes. Esta es una realidad incuestionable que los almerienses llevamos reivindicando muchísimos años, demasiados ya. Mientras esperamos la llegada de la Alta Velocidad, cuya fecha desconocemos debido a los continuos cambios de opinión del Gobierno de Pedro Sánchez (2023, 26, 27, 28...), necesitamos que se mejore el servicio ferroviario que conecta nuestra ciudad y provincia con el resto de España.
No queremos ser más que nadie, pero tampoco menos y lo que exigimos es recuperar todas las frecuencias que teníamos antes de la pandemia con Madrid y Sevilla. No creo que los almerienses estemos pidiendo nada extraordinario ni desorbitado, simplemente tener, al menos, los mismos servicios que teníamos antes de 2020, no unos trenes menguantes.
Es por ello por lo que la semana pasada nos sumamos a la concentración ciudadana convocada por la Mesa en Defensa del Ferrocarril de Almería. Desde el Ayuntamiento consideramos de necesidad y de justicia tener un tren de calidad. Según el Instituto Nacional de Estadística, tanto la capital como la provincia tienen una previsión de crecimiento exponencial en términos de emprendimiento, exportaciones, empresas, población y turismo y no podemos cercenar nuestro futuro por disponer de comunicaciones del pasado.
Tener más frecuencias, disponer de una mayor oferta de destinos hacia el resto del país, mejorar la maquinaria y reducir los tiempos de viaje -algo que conseguiremos con el intercambiador de ancho del AVE de Granada, que se sigue retrasando, mientras llega la ansiada alta velocidad-, hará que llegar y salir de Almería sea mucho más fácil tanto para nuestros vecinos como para nuestros empresarios y para todos aquellos que deciden visitarnos cada año. Y eso se traduce en mayor riqueza, bienestar y calidad de vida.
Además, una oferta ferroviaria competitiva haría que los precios del transporte aéreo se tuvieran que adaptar al mercado (es decir, que bajasen) y ofrecería a los almerienses unas comunicaciones acorde al potencial que tiene esta tierra en agricultura, turismo o piedra natural. Y eso beneficiaría a Almería, pero también a España como país. No es tan difícil de entender, salvo para el Gobierno. Queremos subirnos al tren, pero no nos dejan.
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