Transformación social pedroriana

11 de julio 2024 - 03:09

El sexenio pedroriano que llevamos se caracteriza por sus objetivos de transformación social para los ciudadanos españoles. El capítulo de cambios geográficos y de reasignación de la Nación conocida desde 1492 como España, también forma parte de todo este desolador laberinto. Dicho proyecto de modificación se construye sobre dos muros ciclópeos y paralelos. El fin en España de la única igualdad social real, que es la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. A no ser que todos podamos elegir en interés de nuestra seguridad y comodidad por donde y como entrar en los juzgados. Que podamos modificar a la conveniencia de nuestros intereses y ambiciones el código penal, civil, procesal, etc. Es más, si nos da la vena poder resignificar hasta el código de Hammurabi y el derecho romano. Poner en la picota del lawfare a todo juez o fiscal que no siga las indicaciones adecuadas. Al mismo tiempo, la creación de una ley de medios de comunicación. Nada nuevo bajo el sol. Las construcciones ciclópeas son antiquísimas y se caracterizan por el enorme tamaño de sus piedras, que generalmente están unidas sin argamasa. Para la destrucción de la gran construcción social que son las democracias nada como sepultar a la sociedad civil entre los muros de ignorancia, sectarismo, miedo y el hambre. Este sexenio progresista va como un cohete en todos los ámbitos de la sociedad, la política y el poder. La batuta del Minotauro que habita en Moncloa es maravillosa. Su hermano podría escribir una ópera que no desmereciera a Verdi, Puccini o Wagner. No será por falta de libretos o variedad de escenarios: Badajoz, Portugal y Tailandia. Aunque la realidad se ciñe más al son de Cuba, Venezuela, Puebla y Sao Paulo. El progresismo que vivimos tiene un fondo y una forma tan arcaicos, como las ambiciones que impulsaron las primeras tiranías registradas por la historia. Articular la sociedad entre una élite dominante privilegiada y el resto de la población sometida a sus veleidades. Como dijo Gandhi “La corrupción y la hipocresía no deberían ser productos inevitables de la democracia, como sin duda lo son hoy”. La libertad de prensa es vital. Los ciudadanos debemos preocuparnos por su calidad y pervivencia. Una de las películas que lo retrata muy bien es Los papeles del Pentágono (Spielberg, 2017) “La prensa debe servir a los gobernados, no a los gobernantes”.

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