Reflejos
Francisco Bautista Toledo
Víspera de difuntos
Tiempo. Nada es más importante, ni tiene mayor valor, ni ingratitud. No podemos permitir que nadie nos robe nuestro proyecto de vida. Como individuos y como sociedad. Que lo malversen con la corrupción del poder políticos mercenarios. La cultura griega nos enseña tres términos para referirnos al tiempo. Krónos, o Cronos, es el tiempo que se mide con el reloj, tiempo lineal. Kairós es el momento justo, la expresión del momento preciso. Aión es el aliento, fuerza vital, la duración o perduración de la vida. Juan Gabriel le dedicó una de las composiciones más hermosas que se han escrito. ‘Abrázame muy fuerte’ estrenada en el año 2000. El gran compositor y cantautor mexicano nos dice en sus versos: “Amor, yo del dolor nunca he sido partidario. Pero a mí me tocó sufrir cuando confié y creí, en alguien que juró que daba la vida por mí. Abrázame que el tiempo pasa y ese no se detiene. Abrázame muy fuerte amor que el tiempo en contra viene. Abrázame que Dios perdona, pero el tiempo a ninguno. Abrázame que no le importa saber quién es uno”. Si elegimos vivir en libertad y con igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, entonces es el tiempo de la Sociedad Civil. Vivir la vida dignamente es un anhelo tan humano como la perdición de la barbarie que podemos desatar. Desde 2004 los españoles hemos ignorado el valor del tiempo. Nuestra sociedad ha confiado su existencia a una grey política preocupada por ostentar el poder. Sin compromiso ético, histórico ni social por gobernar y regenerar España y sus instituciones. Las élites empresariales y económicas tampoco han estado a la altura que la realidad exige. La batuta la ha llevado Ferraz, 70. Génova, 13 ha sido la comparsa. Es hora de que todo el mundo en España aprenda y asuma la historia que tenemos. No somos un solar de relatos convenidos. Tampoco un establo ideológico con hienas y chacales por pastores. En la novela ‘El Clan’ de Carmen Mola (Editorial Planeta, 2024) sobre la fragilidad de la ética y la moral escriben: “La moral es como un castillo de naipes: si se toca uno, se derrumba entero”. La corrupción es implacable. Ruina, fanatismo y oscuridad. Sus siervos son tan arrogantes que se figuran dueños del tiempo. La libertad siempre es el tiempo de la Sociedad Civil. Recordemos cuando salíamos a las calles contra el terrorismo de ETA. Con civismo y unión por España, la ley y la libertad.
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